EL HÉROE VOLVIÓ A LA CUMBRE
Visitado por el rayo, como Júpiter en el Monte Olimpo, el busto del Libertador en la cumbre del Pico Bolívar había sufrido durante tres décadas, los efectos de las descargas eléctricas ocasionales y de la constante meteorización producida por los factores atmosféricos, tales como el hielo, las grandes oscilaciones de temperatura y los agentes químicos que oxidan, hidratan y forman carbonatos en el cobre.
En una visita hecha por el autor de esta Historia al Pico Bolívar en 1984, pudo comprobar que el metal de la escultura, cobre puro y no bronce, -ya que fue hecha por el sistema electrolítico -presentaba signos preocupantes de fatiga en su estructura, orificios causados por descargas eléctricas y pérdidas de pequeños trozos. La cabeza estaba semi desprendida, como si alguien la hubiese quitado para registrar en su interior, y la base del pedestal despegada.
Previo consentimiento del presidente del Ayuntamiento y del Cronista de la Ciudad y con el apoyo material de la Dirección Estatal de Turismo, por iniciativa de quien esto escribe, los jóvenes Carlos Reyes Corredor, Jesús Farías y Edgard Toro, del grupo de andinismo “Cóndor”, realizaron el sábado 5 de mayo de 1984 la operación de subir a la cumbre, desarmar el busto y bajarlo a Mérida en el lapso de seis horas, gracias a las facilidades prestadas por el Teleférico y a la técnica y capacidad de los andinistas del presente.
El día siguiente, treparon a la cúspide, por la ruta de Bourgoin, el mismo Carlos Reyes, Jaime Bautista y este cronista, con el fin de estudiar la vía trazada por el Dr. Blumenthal en 1922 y admirar la cumbre tal como lo hicieron los primeros conquistadores: sin el monumento en ella. Ese día, Carlos Reyes se anotaba su 96 ascenso a la cima.
En la segunda semana del mes de abril el busto fue sometido a un cuidadoso examen y luego trasladado al taller de fundición del Sr. González en Valle Grande, donde comenzó el meticuloso y lento proceso de restauración.
También se decidió que, para colocarlo de nuevo en la cima era conveniente esperar el quincuagésimo aniversario de la conquista del Pico Bolívar por Bourgoin y Peña en 1935, cuando sería nuevamente instalado en su pedestal natural el día 19 de abril de 1985 , por un grupo de montañistas que harían el trayecto a pie desde Mérida, con la escultura a cuestas, sin utilizar el Teleférico ni animales de carga, y a quienes acompañaría el autor de esta crónica.
El día 18, guiado por la mano experta del andinista Jaime Bautista, el Obispo Auxiliar de Mérida, Dr. Baltazar Porras, holló la cima, la bendijo y ofició la Santa Misa.
El día siguiente, después de mediodía, coronaron la cumbre, con el busto sobre las espaldas, los andinistas Edgard Toro, Jesús Farías y Oswaldo Rodríguez, encabezados por Carlos Reyes y este cronista, quienes siguieron la ruta de Weiss.
Inmediatamente se comenzó a fijar el busto sólidamente sobre el pedestal de cemento previamente construido.
De la expedición formaron parte también y llevaron sobre sus hombros el busto por turnos, en el trayecto que duró tres días, Francisco Ferray, Rafael Suescún, Jesús Rojas, Hilman Méndez, Argenis Marquina, Hebert Camacho e Iván Zerpa del Grupo de Rescate “Enrique Bourgoin”; Nerio Balza, Francisco Peña, Antonio Prieto y Carlos Bannemberg, del Grupo Andino de Rescate; Neudy Monsalve y Emilio Sánchez, del Grupo “Cumbre” de Andinismo; Argenis Toro y Luis Peña, del Grupo Excursionista “Los Nevados”; Ramón Parra y Omar Salazar (ingeniero que construyó el pedestal), del Grupo de Andinismo “Cóndor”; César Pernalete, del Grupo de Andinismo de la Universidad de Los Andes; y Carlos Chalbaud Morillo y Miguel Jelambi, del Club Andino Venezolano.
A las 2 de la tarde, en medio de un día esplendoroso, en el Año Internacional de la Juventud , las delicadas manos de las andinistas merideñas Dora Paredes de Ferray y Rosa Reyes Corredor develaron el busto del Libertador.
En esta forma, después de una ausencia de casi un año, el Héroe volvió a la cima.
Tomado del libro “La Sierra Nevada de Mérida”. Capitulo 26.Con permiso del autor