domingo, 31 de diciembre de 2017

La prueba es concluyente (Tomado de la Revista Desnivel)



El revelado de las fotos de Irvine lo confirma. La cima del Everest se alcanzó en 1924


      George Mallory y Andrew Irvine a punto de iniciar su escalada.


Se había mantenido en secreto hasta hace apenas unas horas: la cámara de Irvine fue encontrada la pasada temporada junto a su cadáver. Desde entonces, el laboratorio Svindel, ubicado en la ciudad sueca de Gotemburgo y patrocinador de la expedición, ha trabajado en el revelado del carrete. La prueba es concluyente.
Jueves, 28 de diciembre de 2017.
George Mallory y Andrew Irvine a punto de iniciar su escalada.


 


                                  Imagen del Lhotse visto desde el Everest.

El 8 de junio de 1924 George Mallory y Andrew Irvine fueron vistos por última vez cuando intentaban escalar el Everest (8.848 m). Mucho se ha escrito desde entonces sobre qué les ocurrió a los alpinistas británicos y no pocos han defendido que la cordada pudo llegar a la cumbre 29 años antes que Edmund Hillary y Tenzing Norgay.
Los restos de Mallory fueron hallados en 1999 a 8.160 m. No se encontró en su ropa la fotografía de su mujer que este pretendía dejar en la cima, como aseguraba su hija. Además, llevaba las gafas de sol guardadas en un bolsillo, lo que indicaba que seguramente había fallecido de noche... ¿durante el descenso?
El foco se puso entonces en buscar el cuerpo de Irvine. En 1975, escalador chino Wang Hongbao declaró haber visto el cadáver de un inglés muerto cerca de la cumbre. Hongbao fallecía al día siguiente del descubrimiento bajo una avalancha. En 2001, 2004 y 2005 se formaron expediciones centradas únicamente en encontrar a Irvine. Los expertos de Kodak aseguraban que era muy probable que se pudieran revelar las imágenes gracias a que el carrete habría permanecido congelado todo este tiempo.
Expedición sueca
Durante mayo de 2017, casi en total secreto, una expedición sueca dirigida por los alpinistas Nicke Andersson y Andreas Tyrone Svensson y financiada por el prestigioso laboratorio fotográfico Svindel de Gotemburgo, trabajó durante 40 días en la cara norte del Everest. Comenzaron su trabajo desde la base del Segundo Escalón hacia la cima. Tras diez días, sus equipos detectores de metales señalaron la presencia de un gran objeto, situado a unos 200 metros por encima del Escalón. Durante horas excavaron hasta dar con un primitivo equipo de oxígeno adicional. Era idéntico al que llevaban Irvine y Mallory. La búsqueda se centró entonces en un radio de no más de 50 metros del hallazgo y, tres días después, aparecía el cadáver de Irvine... y su cámara.
Vista del Lhotse
La cámara se depositó en una cámara frigorífica para conservarla a la misma temperatura a la que se encontró. En menos de una semana el valioso contenido viajó hasta Gotemburgo, donde un equipo de quince especialistas vestidos casi como alpinistas (deberían trabajar en un entorno refrigerado a una temperatura de -15°C) se puso de inmediato manos a la obra. 
“Han sido meses de trabajo y en alguna ocasión pensamos que no íbamos a poder obtener nada”, declara Biff Malibu, director de la operación. “Por suerte, tras complejos procesos radioactivos, conseguimos que una de las imágenes fuera suficientemente clara como para demostrar que, al menos, uno de los dos alpinistas alcanzó la cima. Se trata de una imagen que corresponde a la vista desde la cima del Everest hacia el sur, en la que se ve claramente el Lhotse”.
“La leyenda ha dado paso a la historia”, concluye Biff.


Premio Desnivel de Literatura 2
Premio Desnivel 2017
Everest. Porque está ahí, reúne los mejores ingredientes de todos aquellos libros que inspiraron a diversas generaciones de “conquistadores de lo inútil”. Un relato en paralelo, que gana interés y tensión a medida que avanza; donde se entrelazan las vivencias de aquellos pioneros de 1924, con las de dos escaladores modernos. En una narración con grandes dosis de humor e ironía.

No hay comentarios:

Publicar un comentario