El revelado de las fotos de
Irvine lo confirma. La cima del Everest se alcanzó en 1924
George
Mallory y Andrew Irvine a punto de iniciar su escalada.
Se había
mantenido en secreto hasta hace apenas unas horas: la cámara de Irvine fue
encontrada la pasada temporada junto a su cadáver. Desde entonces, el
laboratorio Svindel, ubicado en la ciudad sueca de Gotemburgo y patrocinador de
la expedición, ha trabajado en el revelado del carrete. La prueba es
concluyente.
Jueves,
28 de diciembre de 2017.
George
Mallory y Andrew Irvine a punto de iniciar su escalada.
Imagen
del Lhotse visto desde el Everest.
El 8
de junio de 1924 George Mallory y Andrew Irvine fueron vistos por última
vez cuando intentaban escalar el Everest (8.848 m). Mucho se ha escrito
desde entonces sobre qué les ocurrió a los alpinistas británicos y no pocos han
defendido que la cordada pudo llegar a la cumbre 29 años antes que Edmund
Hillary y Tenzing Norgay.
Los
restos de Mallory fueron hallados en 1999 a 8.160 m. No se encontró en su ropa la
fotografía de su mujer que este pretendía dejar en la cima, como aseguraba su
hija. Además, llevaba las gafas de sol guardadas en un bolsillo, lo que
indicaba que seguramente había fallecido de noche... ¿durante el descenso?
El foco
se puso entonces en buscar el cuerpo de Irvine. En 1975, escalador chino Wang
Hongbao declaró haber visto el cadáver de un inglés muerto cerca de la cumbre.
Hongbao fallecía al día siguiente del descubrimiento bajo una avalancha. En
2001, 2004 y 2005 se formaron expediciones centradas únicamente en encontrar a
Irvine. Los expertos de Kodak aseguraban que era muy probable que se pudieran
revelar las imágenes gracias a que el carrete habría permanecido congelado todo
este tiempo.
Expedición sueca
Durante
mayo de 2017, casi en total secreto, una expedición sueca dirigida por los
alpinistas Nicke Andersson y Andreas Tyrone Svensson y financiada por el
prestigioso laboratorio fotográfico Svindel de Gotemburgo, trabajó durante 40
días en la cara norte del Everest. Comenzaron su trabajo desde la base del
Segundo Escalón hacia la cima. Tras diez días, sus equipos detectores de
metales señalaron la presencia de un gran objeto, situado a unos 200 metros por
encima del Escalón. Durante horas excavaron hasta dar con un primitivo equipo
de oxígeno adicional. Era idéntico al que llevaban Irvine y Mallory. La
búsqueda se centró entonces en un radio de no más de 50 metros del hallazgo y,
tres días después, aparecía el cadáver de Irvine... y su cámara.
Vista del Lhotse
La cámara
se depositó en una cámara frigorífica para conservarla a la misma temperatura a
la que se encontró. En menos de una semana el valioso contenido viajó hasta
Gotemburgo, donde un equipo de quince especialistas vestidos casi como
alpinistas (deberían trabajar en un entorno refrigerado a una temperatura de
-15°C) se puso de inmediato manos a la obra.
“Han sido
meses de trabajo y en alguna ocasión pensamos que no íbamos a poder obtener
nada”, declara Biff Malibu, director de la operación. “Por suerte, tras
complejos procesos radioactivos, conseguimos que una de las imágenes fuera
suficientemente clara como para demostrar que, al menos, uno de los dos
alpinistas alcanzó la cima. Se trata de una imagen que corresponde a la vista
desde la cima del Everest hacia el sur, en la que se ve claramente el Lhotse”.
“La
leyenda ha dado paso a la historia”, concluye Biff.
Premio Desnivel de Literatura 2
Premio
Desnivel 2017
Everest.
Porque está ahí, reúne los mejores ingredientes de todos aquellos libros que
inspiraron a diversas generaciones de “conquistadores de lo inútil”. Un relato
en paralelo, que gana interés y tensión a medida que avanza; donde se
entrelazan las vivencias de aquellos pioneros de 1924, con las de dos escaladores
modernos. En una narración con grandes dosis de humor e ironía.
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