AGUSTIN CODAZZI.·
De tiempo en tiempo se encuentran en el mundo hombres que parece han nacido únicamente para llenar una larga vida de penas i hechos heróicos, i a quienes los obstáculos, los sufrimientos sirven más bien para animarlos a llevar a cabo sus prop6sitos. De estos fue Agustín Codazzi.
(Para este trabajo hemos consultado especialmente la biografía escrita por el señor Vicecónsul de Italia en Caracas, inserta en el libro "Querer es poder" del profesor Miguel Lessona, el "Boletín de la Sociedad Geográfica," cuarta serie, tomo XVIII, pájina 103, julio de 1850, i un discurso sobre Codazzi del doctor Vicente 'l'esti.)
Nació en Lugo (Romagna) el ll de julio de 1793, de Domingo Codazzi i Constanza Bartolotti.(1)
Uno de sus maestros de primeras letras fue Pedro Mateo Zappi, ciego, quien, como vemos por una carta. de otro ilustre lugués, Luis Crisóstomo Ferrucci, del 15 de setiembre de 1872, "Después de haber educado a medio Lugo ....terminó sus días con la pensión de un paolo(2) por día, concedida por el patrio Consejo."
Apenas adolescente, trasportado por la fuerza de su jenio i su inclinación por la carrera militar,obtuvo de su padre, después de muchas instancias, que lo enviase a Bologna, donde había un colejio para los aspirantes en la milicia,prometiéndole que, por su buen comportamiento, merecería i obtendría pronto un puesto gratuito. En efecto, cumplió su promesa.
En aquel tiempo muchos italianos se enrolaban en el ejército de Napoleón, i Codazzi deseoso de adquirir gloria, quiso también alistarse como soldado.
Empezaba apenas el año de 1809, i un jovencito que solo captaba diez i seis, pequeño de estatura i de formas delicadas, se presentó al Coronel Armandi suplicándole lo admitiese como voluntario. Armandi al verlo sonrió, i le dijo: "Id a vuestra casa, creced i fortaleceos, i entonces os recibiré." "i Tan pobre está el Emperador, exclamó el pretendiente, que tema emplear mal una ración en un joven voluntario?" Tal respuesta agradó tanto al Coronel que no pudo Negarle su petición, i lo recibió. Aquel jovencito endeble, pero lleno de confianza en el porvenir, era Codazzi.
Después de algunos días llegó a oídos de sus superiores que el jovencito Agustín era versado en las matemáticas, i lo enviaron a Pavía para que concluyese sus estudios: allí permaneció hasta el año de 1812, en que fue llamado a Francia el rejimiento en el cual serbia nuestro j6ven, i de allí enviado a los campos de batalla. El 2 de mayo de 1813 combatió en Lutzen,(3) el 21 en Bautzen, el 26 i 27 de agosto en Dresde i el 18 i 19 de octubre en Leipsic. En estas batallas, aunque todavía era un niño, Codazzi mostr6 tal pericia, valor i sangre fría, que los mismos veteranos le admiraron.
De regreso a Italia su rejimiento, combatió en Montovano en 1814, i allí fue llamado a formar parte del Estado Mayor. Pero la estrella de Napoleón empezaba a eclipsarse para extinguirse mas tarde en Waterloo. Entonces Codazzi, conociendo que ya no había nada que esperar para Italia, decidió consagrarse al comercio. Vendió lo poco que poseía, i con su producto compró en Jénova algunas mercancías i se embarcó en un buque que llevaba rumbo a Constantinopla. Una terrible tempestad se desencadenó cerca de la isla de Ítaca en el Mediterráneo: naufragó el buque en que iba Codazzi, quien se salvó llegando a nado(4) a aquella isla. Esta desgracia que le arruinaba no le abatió. Emprendió en Itaca el oficio, para él ignorado, de pintar casas; pudo con esto vivir i reunir una corta suma para continuar su viaje a Constantinopla.
Llegado allí, i no encontrando en qué ocuparse, vagó en aquella populosa ciudad del Bósforo por espacio de un mes, poco más o menos, sufriendo escasez i aun hambre.(5) Allí conoció i trabó amistad con el Capitan Constante Ferrari, de Reggio d' Emilia, otro glorioso resto del ejército de Italia i se concertaron para ir juntos al servicio a tierra extraña. Desde setiembre de 1818 hasta 1822,Codazzi trabajó con entusiasmo i valor por la independencia de aquella República, i tuvo el honor de ser uno de los primeros que cooperaron a su libertad.
El nuevo mundo les ofrecía por una parte, el espectáculo de un pueblo que combate por su independencia, i por otra una vasta i no explorado campo de observaciones científicas.Los dos amigos se propusieron recorrerle i con este fin se dirijicron a Amsterdam, i de allí se dieron a la vela para los Estados Unidos. Arribados a Baltimore fueron admitidos por el vice-almirante Villaret, en el bergantín " América libre." Ferrari con el grado de Teniente coronel, i Codazzi con el de Teniente de artillería. Este bergantín se uni6 mas tarde a la escuadra de Aury, valiente Jeneml francés al servicio de Colombia, la cual, después de la venta de "La Florida," hecha por España a los Estados Unidos, se uni6 a la del Almirante Brion (1819) que también estaba al servicio de Colombia. Terminada la guerra volvió a su patria a principios del año de 1823.
Con los bienes adquiridos en América compró en compañía de su amigo Ferrari, que también estaba de regreso, una posesión, " El Serrallo,entre Manalonbarda 1 Comelice~, i construyeron una cómoda casa para vivir según sus costumbres.
Por ese tiempo escribió al coronel Armandi, el mismo que lo había inscrito como voluntario i que entonces vivía en Roma en calidad de preceptor de los hijos de Luis Bonaparte, ex-rei de Holanda, en estos términos:
“Busqué fortuna en el nuevo mundo, porque en este me era ingrata, i sí me fue propicia: a vos solo debo agradecerlo i no a mis talentos. Los vuestros sí, querido Coronel, debían esperar, así como vuestro valor i sagacidad, el merecido premio; i si el destino se ha cónjurado en contra vuestra, habéis sabido combatirlo : i no ' es una gran victoria' ser superior a la adversidad¡”.
No veo el momento de abuzaros, i mi compañero Ferrari tiene el mismo deseo. No sé si nos estableceremos en Lugo, pero de seguro en la Romagna, ya que se deben buscar los intereses en aquel lugar en que mejor se encuentren. Conozco demasiado las vicisitudes de la vida; no he olvidado los peligros a que me he expuesto, i siento aún el peso de los trabajos i las fatigas que he sufrido para que no acepte i ponga en práctica los buenos consejos que me habéis dado dictados por la sinceridad de vuestra amistad i vuestra sabiduría. Mi padre i mi madre os saluda, así como el amigo Ferrari quien me encarga deciros que ha recibido Vuestra carta, la cual no contesta por no ser necesario .Recibid los abrazos de Ferrari i mios, vuestros colegas i amigos. Adios.
Lugo, 1.0 de febrero de 1823.
AGUSTIN CODAZZI."
Engañado por algunos falsos amigos, perdió casi todo lo que poseía, de manera que, herida su alma, mas por la mala fe i abusos de confianza de aquellos a quienes con jenerosidad i nobleza había protejido, que por la pérdida de sus bienes, i habiendo muerto su padre, a quien amaba tiernamente, dio el último adiós a su patria, i en la primavera del año de 1826 regresó a América.
A pocos días de su llegada, el Vice-presidente Santander lo nombró Comandante Jeneral de artillería. i le daba el difícil encargo de organizar aquel cuerpo, lo cual cumplió superando los deseos de Santander. Tomó nota de todas las fortalezas de Maracaibo; trazó una carta topográfica de aquellos lugares i presentó al Gobierno un nuevo proyecto de fortalezas concebido por él. Por estos importantes trabajos mereció ser nombrado Jefe de la sección corográfica del Ministerio de guerra, i fue encargado de levantar una carta corográfica de la provincia del Zulia.
Mientras se consagraba a este trabajo tuvo lugar la disolución de la República de Colombia (1830), fundada sabiamente por Bolívar, la cual se dividió en las Repúblicas de Venezuela, Nueva. Granada i Ecuador.
Páez, Presidente de Venezuela, gran admirador de los talentos de Codazzi, lo elijió Jefe de su Estado Mayor, i le encomendó el importantísimo trabajo de una Jeografia Estadística i de un Atlas de todas las provincias de Venezuela. Codazzi comprendió, al primer golpe de vista, el número i la clase de obstáculos que tendría que superar para concluir semejante obra.; pero nada le arredró; i con su poderosa voluntad puso manos a la obra el año de 1831, i la. Concluyó el año de 1839.
Para poder apreciar todo el mérito de la obra científica de nuestro conciudadano, es preciso tener al ménos una idea de aquel mundo maravilloso, llamado América, que avasalla su propia grandeza, i que en gran parte se conserva virjen.
Nos bastará decir que en ocho años de inmenso trabajo e innumerables fatigas pudo adquirir para su obra todas las noticias necesarias relativas a la jeografia, a la etnografia, a la historia i a la arqueolojía indianas, con itinerarios, a apertura de caminos, a determinaciones astronómicas i barométricas, a. catastro i estadística. Reunió importantísimos datas sobre la. Agricultura, preciosos documentos acerca de las simientes, cosechas i productos: acumuló muchas observaciones de gran valor sobre los vejetales útiles que allí se encuentran en el estado silvestre, i por último enriqueció sus escritos con la esposicion de numerosos hechos no observados por otros naturalistas.
Para hacer ver cuánto aplauso i aceptación mereció esta obra en ambos mundos, bastará decir que, del seno mismo de la Academia de Ciencias de Paris, fue elejida una comisión compuesta de los señores Arago. Savary, Élie de Beaumont i Boussingault, encargada de examinar la obra e informar a la Academia; la cual deseosa de manifestar a Codazzi su satisfacción por una obra tan científica como grandiosa e interesante, dispuso que Élie de Beaumont le escribiese una carta en los términos siguientes:
"No puedo manifestaros todo el placer que me ha proporcionado vuestra obra. Cuanto más la estudio, más me convenzo de que la opinión que los señores Arago, Savary, Bou.singault i yo, manifestamos a la Academia, es esacta. Los aplausos de los que aman la ciencia, que tanto os debe, serán para vos una grata recompensa. Séame permitido entretanto presentaros el pequeño tributo de mi admiración por la sabiduría, la constancia i el valor que habéis desplegado en tan vasta como difícil empresa."
La Sociedad Jeográfica de Paris le colmó también de elojios por su obra, i le nombró .socio. confiriéndole una gran medalla con esta inscripción :
"La Sociedad de Jeografía al Coronel de Ingenieros Agustín Codazzi por sus exploraciones en las provincias de Venezuela."
La Sociedad Real de Jeografía de Londres le envió el diploma de miembro correspondiente, i la Sociedad Etnolójica Americana establecida en Nueva York le nombró miembro honorario.
Luis Felipe, a propuesta del Ministro Guizot, le concedi6la Cruz de la Lejion de Honor, i en fin, el sabio Humboldt le escribi6 en estos términos el 20 de junio de 1841 :
“Vuestros trabajos jeográficos abrazan una inmensa estension de terreno, ofreciendo al mismo tiempo el detalle más esacto de la medida de las alturas, tan importantes para la distribución de los climas, que harán época en la historia de las ciencias."
Nuestra biblioteca recibió la donación de un ejemplar de este grandioso trabajo hecha por el autor por medio de su amigo de infancia el caballero Ferrucci. Después fue traducido del español al italiano, para facilitar su conocimiento a la juventud, por otro compatriota i amigo de Codazzi, Juan Foschini.
En el año de 1840, mientras Codazzi estaba en Paris ocupado en la publicación de su obra, fue encargado por el Gobierno de Venezuela, de conducir a aquel país una emigración alemana.
Con tal fin recorrió la Alemania, reunió varias familias, ordenó la espedicion, fletó una embarcación en que embarcó 400 emigrados con los cuales arribó a la Guaira; elijió terrenos convenientes sobre las altas montañas de los valles de Aragua, i fundó él mismo una colonia, que en recuerdo de un eminente patricio venezolano denominó" Colonia Tovar." Pero cuántas dificultades tuvo que vencer antes de que aquella colonia prosperase! Sus enemigos (todos los grandes hombres los tienen), le suscitaron contrariedades de todas clases; los animales no podían aclimatarse en aquellas montañas; perdiéronse las primeras cosechas, i varias rebeliones estallaron entre los colonos: todo se reunía para poner a prueba la constancia de Codazzi :pero él, con la fortaleza que da el jénio, luchó palmo a palmo con los obstáculos que sin cesar i cada día más poderosos, se le presentaban i venció al fin, i pudo ver al cabo de cuatro años florecer i prosperar su colonia.
En el año de 1846 la provincia de Barinas, situada en los límites occidentales de Venezuela, entre las montañas de Mérida i las vastas llanuras de Apure, le elijió su gobernador. Por ese tiempo los barineses estaban divididos en dos partidos políticos, i frecuentemente ensangrentaban aquel infortunado país con sangre de hermanos i lo entregaban al pillaje de la soldadesca. Al primer golpe de vista comprendió Codazzi que nada podría hacerse en favor de los barineses, si antes no se lograba aplacar los odios i hacer una reconciliación. Empezó por demostrarles, con su palabra persuasiva i enérjica, cuáles eran los verdaderos intereses de la patria j desplegó en la administración de su empleo la mayor actividad: abrió nuevos caminos, animó la agricultura, promovió la instrucción elemental, supo en fin con obras útiles, i con su trato ameno i carácter alegre i afable, captarse la estimación i el cariño de todos. Cuando vio los rencores un tanto adormecidos, i los odios aplacados, ofreció un espléndido banquete a los jefes de los dos partidos.
Concurrieron éstos, pero, recatándose los unos de los otros, permanecían serios i graves, i ninguno quería ser el primero en romper el silencio i pronunciar palabras de reconciliación. En aquel momento, decisivo sin duda para el porvenir de Barinas, se hace oír una armonía suave i dulce que tiene algo de celestial, i al mismo tiempo cuatro de los hijos de Codazzi, (habidos en su matrimonio con la señora Araceli Fernández de La Hoz) aparecen alegóricamente vestidos en medio de los convidados dirigiéndoles palabras de amor patrio, de concordia i fraternidad, pero en términos tan injenuos i afectuosos, que todos sin escepcion se ponen de pie i arrojándose los unos en los brazos de los otros juran olvidar el pasado, amarse i vivir como hermanos i miembros de una misma familia, i no trabajar sino por el bien de la patria.
A consecuencia de las revueltas políticas de 1849, vióse obligado Codazzi a abandonar a Venezuela i refujiarse en Bogotá, capital de la República de Nueva Granada. Allí le había precedido la fama de sus conocimientos, por lo cual el Presidente Mosquera le nombró Inspector del Colejio militar de aquella ciudad, i le encargó un trabajo jeográfico-estadístico de la República, semejante al que había terminado en Venezuela: Codazzi siempre activo, aunque empezase ya a encanecer, trabajó sin interrupción hasta el año ele 1854 en que estalló una guerra civil en Nueva Granada, i fue llamado al servicio por el Presidente Mosquera quien le nombró Jefe de su Estado Mayor. En esta guerra que duró ocho meses, se distinguió en muchos hechos de armas, i en la jornada decisiva del 4 de diciembre, llamada después de Bogotá, tuvo tan gran parte en la victoria que, en recompensa, se le espidió el nombramiento de Jeneral. Apenas terminada la guerra, desdeñando un reposo para él tan necesario, se asoció al señor doctor Manuel Ancízar,(7) miembro de la sociedad jeográfica de Nueva Granada, i volvió a emprender sus trabajos científicos, En el año de 1858 presentó al Gobierno los mapas corográficos de todos los Estados de Nueva Granada, pero en una escala mucho mayor que los de Venezuela. Solo faltaba el del bajo Magdalena, pues se babia propuesto visitar detenidamente la SierraNevada, rejion fertilísima i rica por sus preciosos minerales: allá se dirijió al siguiente año de 1859.
Este animoso conquistador de la naturaleza parecía redoblar sus fuerzas para los sufrimientos i peligros a medida que envejecía. Sobre la nevada cima de los Andes pudo persuadirse del poder del jenio científico del hombre para dominar la materia.
Para formarse una idea del atrevimiento i heroísmo dé este sabio, habría sido preciso verle atravesar las insalubres llanuras del Amazonas, del Orinoco, del Apure i del Magdalena donde el indio divide aún el dominio de aquellas rejiones vírjenes, con el jaguar i el formidable boa; verle trepar por aquellas soberbias montañas, por aquellas colosales i empinadas cordilleras cubiertas de nieves perpetuas sobre las cuales el águila se goza en la luz del sol i se complace en verse arrebatada por terribles huracanes. Este sabio todo lo afrontaba; superior a las fatigas i al hambre, i sostenido únicamente por su amor a la ciencia, se sobreponía a los invencibles obstáculos que le presentaban aquellas inmensas fortificaciones de la naturaleza defendidas por baluartes de granito; siempre lleno de fe, risueño i alegre, en una mano la brújula i llevando consigo la escala, el sextante i el barómetro, profundizaba con la mirada los abismos i los flancos de las montañas, como para pedirles la historia jeografica del país que examinaba. De esta manera él solo estudió, midió e hizo conocer una inmensa estension de terreno (doscientos cincuenta millones de metros) que se estiende desde las riberas del Amaz6nas hasta el lago de Maracaibo, i desde los desiertos de la Goajira hasta la estremidad occidental del istmo de Panamá.
Ya había recorrido Codazzi gran parte del bajo Magdalena i las paludosas llanuras del Valle Dupar para terminar las cartas relativas al Estado de Bolívar i al del Magdalena: veía próximo su viaje a Paris para hacerlas imprimir, llevando consigo a sus hijos que deseaban conocer a Italia i visitar la ciudad donde su padre había nacido. En aquellos lugares insalubres, sin recursos, rodeado de privaciones de toda clase, lejos de su familia, murió de fiebre en pocas horas, a la edad de 66 años en el teatro de sus gloriosos trabajos como el gladiador de la civilización.
Después de una vida tan noble i animosamente cumplida, nadie estrañará que en el Nuevo Mundo el nombre de Codazzi sea objeto de honor i veneración, como el de un hombre benemérito que con su actividad i firme voluntad supo triunfar siempre de la desventura, la envidia, la miseria i los obstáculos que se oponían a la conquista de la ciencia.
Aún no hemos acabado de enumerar los trabajos científicos de nuestro conciudadano. Había hecho estudios especiales i prácticos sobre los istmos de Darien i Panamá, i después mui particularmente de este último para tratar de resolver el gran problema de la canalización interoceánica. Oh! cuántas veces recorrió i esploró aquel istmo!
Cuando la comisión anglo-franco-americana visitaba el istmo de Panamá, el Gobierno de Nueva Granada, mas que ninguno interesado, mandó a Codazzi en representación suya como el único que conocía las dificultades que había que vencer antes de ponerse a la obra de la apertura.
La comisión, despues de haber examinado concienzudamente los trabajos i estudios de Codazzi, juzgó eran los mejores i elijió el plan ideado por él. Si, como parece, la apertura tiene lugar, colmará la fama de nuestro conciudadano colocando su nombre al lado de los sabios que concibieron la canalización del istmo de Suez, i los túneles del Cenicio i del Gotardo.
Poco tiempo después de terminado este bosquejo biográfico, llegó a nuestro conocimiento que había sido enviado un retrato fotográfico de Codazzi por uno de sus hijos, en enero próximo pasado al señor Domingo Vespignani, quien lo había pedido de acuerdo con el notable escultor Pablo Vizani con el fin de que le sirviese de modelo para hacer un busto de mármol.
Aprovechamos la cortes condescendencia de ambos para hacerlo copiar por nuestro conciudadano señor Silvio Minardi; i adornar con él este trabajo a fin de dar a conocer a su país, junto con los méritos i dotes de este ilustre jeógrafo, sus rasgos fision6micos.
A continuación publicamos la carta escrita por Vespignani a la familia Codazzi i la contestación que obtuvo, traducida del español en que estaba escrita por cuidado del noble señor Conde doctor Alejandro Biancolí.
Muí señor mío:
Os suplico me escuseis si yo, sin tener el honor de conoceros, me tomo la libertad de enviaros la presente. Me mueve a ello el deseo de que, un busto de mármol recuerde a sus conciudadanos la querida efijie de vuestro ilustre padre, así como una lápida de mármol en la casa en que nació, nos recuerda su glorioso nacimiento.
Gozo de la amistad de un notable escultor de esta ciudad, quien de buen grado se presta a hacer el busto para donárselo a la Municipalidad de Lugo; pero sin un retrato de vuestro difunto padre, sería imposible.
Os suplico pues que tengáis la bondad de complacernos enviándonos un retrato de vuestro padre sacado antes de su muerte, o si no, de una estatua o de un cuadro.
Espero que, favoreciéndome, me procurareis los medios para quo la memoria de vuestro benemérito padre sea honrada con un busto en su ciudad natal.
Con sentimientos de la más distinguida consideración me suscribo atento seguro servidor,
DOMINGO VESPIGNANl.
Lugo, noviembre de 1879.
Al scñor LORENZO CODAZZI, (hijo do Agustín Codazzi).-Nucva Granada.-Bogotá.
Bogotá, 28 de enero 1880.
Estimado señor. Me apresuro a acusaros recibo de vuestra apreciable carta fecha 28 de noviembre del año próximo pasado, la cual proporcionó a mi madre i hermanas un verdadero placer, i aumentó en mucho la gratitud que ya sentíamos bacía la ciudad de Lugo, agradecida patria de nuestro ilustre padre.
Deseando satisfacer vuestros deseos incluyo en esta una fotografía de mi padre sacada del retrato que él hizo hacer en Paris el año de 1842. Quiera Dios que llene vuestros deseos!. Participaré a mis dos hermanos, que están establecidos en Venezuela, el nuevo honor que los lugueses desean hacer a la memoria de nuestro padre. Dignaos aceptar la gratitud de la familia Codazzi, con los verdaderos sentimientos de consideración i respeto con que me honro en suscribirme vuestro atento servidor
LORENZO CODAZZI.
Notas del Traductor.
1.- En la casa situada en la calle Brozzi número 694.Para la fiesta nacional del 4 de junio de 1876, fué inaugurada en dicha casa una lápida de mármol que recuerde al presente i en el porvenir el lugar donde nació el célebre geógrafo. La inscripcion fué dictada por el señor Luis Crisóstomo Ferrucci, i está concebida en estos términos.
2.-“En esta casa nació Agustín Codazzi, conocido en ambos mundos por su valor militar, sus viajes científicos i obras útiles en la República de Venezuela i por su bien acojido parecer acerca de la apertura del Istmo de Panamá."
3.-Moneda que equivale a un real.- N. DE LA. T.
4.- * En esta batalla, la primera en que se encontró
Codazzi, sucedió que la compañía de que formaba parte, fue destinada a defender un puesto interesante con la orden de que el artillero que abandonase su cañón sería pasado por las armas. El enemigo colocó una fuerte batería contra la en que estaba Codazzi: crecían las bajas en ésta i el capitán envió un oficial a pedir refuerzo; mientras éste llegaba siguió la mortandad hasta el extremo de no quedar con vida sino el sargento brigada, Codazzi i un soldado, los que continuaron haciendo fuego hasta que el soldado cayó herido de muerte. Solo, Codazzi resolvió morir al pie del cañón i tuvo la audacia de montarse a horcajadas en él a esperar la muerte. En estos momentos llegaba el refuerzo pedido, mandado por el mayor del cuerpo quien grita a Codazzi : " i Qué hace usted ahí! éste respondi6: "Ici f .... en attenaant la mort." Escúsesenos el que hayamos puesto ]a contestación en el idioma en que fue dada.-N. DE LA T.
5.- * Como él no sabía nadar, debio la vida a un compañero de armas, sarjento del Ejército de Napoleón, quien se constituyó en su inseparable compañero i le serbia como asistente: le acompaií.6 todo el tiempo que estuvo en Constantinopla-N. de la T.
6.- * Codazzi llegó a Constantinopla con su inseparable compañero el sarjento a quien debía la vida, i se pusieron a pasear la ciudad encontrándose en su correría con muchos oficiales del Ejército de Italia que habían ido allí fiados en un firmán del Sultán por el cual se ofrecía colocación en el Ejército a los jefes i oficiales de Napoleón que habían dejado el servicio después de la abdicación de Fontainebleauj pero las promesas del firmán no se cumplieron i aquellos gloriosos restos del Ejército de Italia estaban reducidos a vivir de diversos oficios. Todos los que se encontraban con nuestros dos náufragos los citaban para las 5 de la tarde en un café de pobre apariencia, lugar de reunión cotidiana de aquellos pobres italianos. A la hora convenida llegaron Codazzi i su compañero al café i después que todos estuvieron reunidos fueron a pasear al cementerio, averiguándole a Codazzi durante el paseo por su patria i sus familias. Codazzi dió las noticias que pudo, les refirió su naufragio i les pidió consejo, diciéndole ellos que no le quedaba más recurso que buscar quien lo quisiese recibir de sirviente. A las 6 todos empezaron a despedirse i marchar hacia la ciudad sin que uno solo le ofreciese a Codazzi i su compañero un albergue. Quedaron solos los dos náufragos i resolvieron pasar la noche en aquel lóbrego lugar escojiendo una hermosa losa de mármol para cama, i alimentaron su estenuado cuerpo con las ofrendas que vinieron a depositar sobre las tumbas durante la noche.
Al día siguiente salieron al campo i habiendo encontrado un cristalino arroyo resolvieron lavar sus ropas, que bien lo necesitaban, cuando una ráfaga de viento le arrebató el sombrero a Codazzi, dispersando los papeles que allí guardaba i que había logrado salvar del naufragio, entre los cuales se hallaba una carta de recomendación que un judío, de miserable aspecto, le había dado en Jénova i de la cual no esperaba nada; pero viéndose urjido por las penalidades i escasez, resolvió hacer uso de ella. Se encaminaron pues hacia la ciudad en busca del compatriota a quien iba dirijida aquella carta: pensaban que la recomendación del casi mendigo israelita sería una decepción más; pero cual sería su sorpresa al ver la habitación del rico comerciante a quien iba recomendado Codazzi. Un soberbio palacio ricamente adornado se presentó a su vista i un sirviente con el pintoresco traje oriental recibió la carta tomándola con unas grandes tenazas de plata i se la dio a un segundo que la recibió lo mismo i después de darle dos o tres tijeretazos i ponerla sobre un pebetero, la colocó en una bandeja de plata que un tercer sirviente llevó a su amo. Este que era un hombre entrado en años i que hacía mucho tiempo residía en Constantinopla, Sintió un vivo placer al leer aquella carta de su mejor amigo i saber que el portador era italiano; les indicó que siguiesen al sirviente quien los condujo a un cuarto de baño donde tomaron uno de esos baños tibios i perfumados que se acostumbran en Oriente: el criado les presentó finísimas sábanas para enjugarse i un vestido oriental a cada uno.
Vistiéronse con placer aquellos trajes lujosos i perfumados i siguieron al sirviente que los condujo al través de suntuosos salones al retrete del anciano quien los recibió con el fraternal abrazo del que está lejos de su país i ve a un compatriota. Allí fueron las preguntas multiplicadas i los cariñosos reproches por haber dejado para última hora aquella visita tan grata. Dioles una carta para el administrador de un hotel de su propiedad i les dijo que al siguiente día hablaría sobre el modo de proporcionarles un negocio lucrativo. El administrador del hotel una vez leída la carta del principal, los recibió con demostraciones de deferencia i les di6 una pieza para ambos con un cuarto de baño contiguo.
Después de un buen almuerzo se retiraron a su cuarto i no cesaban de admirar aquella acojida debida a la recomendación de tan ruin personaje como les parecía el judío. Reclináronse en los mullidos lechos i pronto el sueño los venció i escusado nos parece decir que durmieron como en mucho tiempo no lo habían logrado. Era la hora del crepúsculo cuando despertaron i vieron con sorpresa frente a cada cama un baúl con el nombre de cada uno en su tapa; lánzanse de las camas i abren simultáneamente los baúles donde encontraron un surtido completo de ropa del país i una bolsa llena de monedas de oro que introducen en sus bolsillos i se disponen a salir en busca de sus paisano!'. Llegados al café donde aquellos se reunían saben que ya habían marchado a su paseo favorito, el cementerio : diríjense allá i júzguese el cúmulo de preguntas i la admiracion de aquellos desgraciados emigrados al ver a los dos náufragos de ayer convertidos en dos hombre6 opulentos al juzgar por su traje. Un coronel a quien todos acataban i respetaban les habla a nombre de la comunidad i les dice que no es justo que siendo todos paisanos estén ellos solos gozando de comodidades i los demás en la miseria, que por lo tanto resuelven irse a vivir donde ellos vivan i que lo que tengan sea de la comunidad. Rejistra sus bolsillos, saca las bolsas de dinero i reparte éste por iguales partes entre todos; i por último declara que a donde vaya Codazzi irán todos. Este les hace mil reflexiones, les refiere el modo como ha adquirido aquel dinero i aquellas ropas i les hace presente lo penoso que para él sería el recargar a su protector con la alimentación de tantos; pero todo fue inútil i cuando a las 7 de la noche se dirigieron Codazzi i su compañero a su habitación iban seguidos por todos los emigrados, los que entraron al hotel donde el coronel, dirigiendose al administrado}' le dijo: " Ponga usted una buena comida con buenos vinos para todos nosotros, que Codazzi paga." Tan recomendado estaba Codazzi por el propietario, que el dependiente al oir aquello ordenó sirviesen la comida pedida. Figúrese el lector aquella comida de hombres hambreados. Terminada la comida que fue opípara, todos se metieron en la pieza de Codazzi i hacinados pasaron alli la noche. Al siguiente día se presentó Codazzi todo avergonzado donde su protector a referirle lo que había sucedido sin que él hubiera podido evitarlo. Aquel anciano lloraba de placer i decia: "Bien hecho ! Bien hecho! Valientes paisanos!" Grande fue la sorpresa de Codazzi al oír aquellas esclamaciones, pero subió de punto cuando el anciano ya repuesto le dijo: "La satisfacción que siento al haber podido ser útil a mis paisanos es inexplicable. Desde hoy tienen alimentación gratuita en mi hotel, i usted véngase esta tarde para que combinemos un negocio." Esa tarde establecieron las bases de una compañía para establecer una ruleta llevando Codazzi la mitad de las utilidades í la responsabilidad de la caja: el sarjento debía tallar i los oficiales hacer la guardia para defender la ruleta de los asaltos de los turcos, a quienes no debían hacer resistencia con armas sino dispersar a palos, lo que tuvieron ocasión de practicar en algunos asaltos hechos en altas horas de la noche. Al mes poco más o menos murió aquel jeneroso italiano del bubon, peste terrible que asolaba el país. Líquid6 Codazzi el negocio i se halló poseedor de una fuerte suma que el permiti6 abandonar aquel país.-N. DE LA T
(7) El señor Ancizar se asoció a Codazzi para estos trabajos desde el principio de ellos en el año de 1851, i le acompañó durante tres años: después le reemplazó el señor ::Santiago Pérez
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