CAP I, SEXTA PARTE
LAS BRUMAS DEL PASADO
Llega el Libertador
Como la Campaña
Admirable ha sido llamada por algunos historia la expedición militar realizada
desde Cúcuta por el general Simón Bolívar en el año de 1813, para des alojar a
las tropas españolas de la región centro occidental de Venezuela y llegar a
Caracas donde fue recibido triunfalmente.
Mientras Bolívar avanzaba en la
mar cha a través de Los Andes venezolanos, e1 Oriente había sido liberado por
un grupo de valientes jóvenes al mando del general Santiago Mariño a quienes
seguían Antonio José de Sucre, Manuel Piar, los hermanos Bermúdez y otros
fogosos oficiales.
Finalizada la Primera República
con la capitulación del generalísimo Mi randa un año antes, cuyas promesas los
españoles no cumplieron, des encadenaron una cruel persecución contra los
patriotas.
Los osados defensores de la
emancipación fueron obligados a abandonar el país o a ocultarse en los páramos
y en las selvas en busca de garantía para sus vidas.
Bolívar había logrado, por
mediación de un noble amigo, salir de Caracas y llegar a Curazao, de donde pasó
a Cartagena en la Nueva Granada, hoy Colombia.
Los merideños que abrazaron la
causa de la independencia, perdieron sus bienes, su bienestar y su libertad.
Algunas operaciones militares
que realizó Bolívar en el río Magdalena le dieron renombre cuando aún no ha bía
cumplido treinta años de edad; y emocionado por estos éxitos logró derrotar a
las tropas realistas cerca de la frontera.
Agradecido por el apoyo
suministrado por los granadinos, atravesó los confines con un grupo de jóvenes
oficiales e intrépidos y entusiastas soldados. y marchó hacia tierras
venezolanas. Entre sus compañeros se encontraban los venezolanos José Félix
Ribas y Rafael Urdaneta y entre los colombianos Atanasio Girardot, Luciano D
Eluyar y Antonio Ricaurte.
Aquella aventura militar de
éxito in cierto demostraba indudablemente la voluntad inquebrantable de Bolívar
y su fe ciega en el destino, - El tránsito por cada pueblo fue una aclamación y
cada combate una victoria desde San Cristóbal a Caracas. F por La Grita,
Bailadores, y Es tanques, siguió por el poblado de Lagunillas y llegó hasta
Ejido.
En una clara mañana del mes de
mayo, con un cielo despejado donde resplandecían tos picos nevados de la
Sierra, montado en un blanco caballo y seguido ya por un verdadero ejército
hizo su entrada a Mérida que tenía las casas en minas y los templos derrumbados
por el espantoso terremoto que había sacudido a Venezuela el año anterior.
Por la calle empedrada subió a
la Plaza Mayor.
No obstante que las
personas más representativas de la ciudad se habían trasladado a sus haciendas,
para aquel día algunas de ellas lo esperaban entre temerosas y suspicaces,
frente a la Casa Consistorial de pa redes derrumbadas y aleros derriba dos. El
edificio magnífico del Colegio Seminario, construido con tanto celo por el
obispo Ramos de Lora, no había resistido las fuerzas enloquecidas de la
naturaleza y se había venido con el sismo al suelo en el lapso de un minuto.
Bolívar, en cortas y elocuentes
frases, expresó todo el júbilo que embargaba a su espíritu al verse rodeado por
tan esclarecidos y virtuosos ciudadanos. El pueblo y el ejército lo aclamaron
entonces como su Libertador.
Por dos semanas permaneció
Bolívar en la Ciudad de la Sierra.
Los merideños abrieron sus arcas
para ayudar al héroe. María Simona Corredor de Pico, una distinguida dama, le
regaló una casa de su pro piedad y otra mujer del pueblo. María del Rosario
Nava, quiso ser incorporada al ejército para poder llevar e arma de su hijo,
mientras sanaba de un brazo enfermo.
Don Antonio Ignacio Rodríguez
falcón, el señor más acaudalado de la dudad, le presentó y entregó a tres de
sus hijos; uno de ellos llamado Francisco, acompañará a Bolívar hasta Perú;
otro, denominado Jaime, sucumbirá heroicamente en el sitio de San Mateo
combatiendo contra las tropas de Boves; y e! tercero, Gabriel, un niño de
apenas catorce años, quedan lisiado pan toda la vida, cuando al tratar de tomar
un cañón enemigo en el combate de Los Horcones, recibirá una descarga de
metralla en una pierna.
La juventud merideña,
se agregó al Ejército Libertador, a la cabeza de Campo Elías.
En los primeros días de junio.
en camino hacia Mucuchíes, el general
Bolívar se detuvo en la finca de Moconoque, propiedad de Don Vicente Pino,
quien le obsequió el famoso perro Nevado de la leyenda, hermoso animal
corpulento y lanudo, de la raza especial de los páramos andinos, negro como un
azabache y con las orejas, el lomo y la cola blancos como los copos de nieve.
Era, según la tradición, una viva representación de la cresta nevada de sus
altivos montes.
Los jóvenes románticos
merideños,que no llegaban a los veinte
años, se fueron junto con Nevado has el joven General a hacer la guerra Ni
ellos, ni el fiel animal regresaron a su
lugar nativo una vez lograda la Independencia. Murieron en los campos de
batalla.
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