JUAN VICENTE GOMEZ
Ministros Brillantes.
Gómez integró
sus ministerios con la flor y nata de los venezolanos que entonces descollaban
en el pequeño mundo de nuestra cultura. Quien sabe si algo más de la primera
década gomecista fue de luna de miel con los hombres del pensamiento y de la
pluma.
Desde la
época de la primera presidencia del General Páez, quien escogió para gobernar a
los civiles más notables de su tiempo, dignos del elogio por la manera honesta
como manejaron el tesoro público, ningún otro mandatario había seleccionado
personalidades tan importantes para sus gabinetes como lo hizo el General
Gómez.
Con nombres y
apellidos allí está la historia para confirmarlo. Muchos de los venezolanos que
posteriormente han tenido figuración relevante en los cuadros de la vida
doméstica tienen cercanos ancestros gomecistas en sus padres y abuelos que se
identificaron sin reservas con Gómez y medraron y se enriquecieron a su sombra.
Los
posteriores gobernantes a Gómez, como el General López Contreras y el General
Medina Angarita, no pudieron desprenderse de los personeros y colaboradores de
un régimen que había durado 27 años, más aún cuando ambos presidentes procedían
del mismo. El gomecismo prácticamente duró hasta el
Es la pequeña
historia que nunca se olvida.
No fue el
poder para Gómez un capricho estéril, voluptuoso y pasivo.
Quiérase o
no, dio ejemplo de austeridad y hasta de cierta integridad moral de acuerdo a
su mentalidad y formación. Quien sabe si a él no se le puede pedir lo que a
otros si es dable exigirles, porque se supone que fueron mejores modelados para
el ejercicio del poder, sobre todo en función democrática.
Gómez
emprendió tareas formidables, algunas de ellas casi desmesuradas para los
recursos menguados con que entonces contaba.
Se ha
repetido hasta la saciedad que el General Gómez se consolidó y permaneció en el
poder debido a la explotación del petróleo que comenzó en Venezuela durante su
mandato y que se convirtió en un servil gobernante al servicio de los intereses
internacionales.
Es difícil
conjeturar lo que hubiese ocurrido si los hechos no suceden como acontecieron.
Es probable que aparecieran caudillos regionales que fragmentaran el país en
feudos o republiquitas que hubiesen sido ocupados militarmente por potencias
extranjeras europeas como Alemania, Italia e Inglaterra o “protegidos” por
tropas norteamericanas como sucedió en Panamá, Puerto Rico, Nicaragua y Cuba.
El general Gómez garantizaría a los señores del petróleo la explotación del
subsuelo sin alteraciones del orden público, guerras civiles, huelgas ni
revoluciones. Entre los años de 1909 y 1910 estuvo en Venezuela el geólogo
inglés y experto en el mundo petrolero Mr. Leonard Dalton, miembro distinguido
de
En 1917
Venezuela exportó apenas 427.000 bolívares en petróleo contra una exportación
de 800.000 bolívares en papelón, 9.253.000 bolívares en cueros de res,
3.972.000 bolívares en cueros de chivo, 6.685.000 bolívares en azúcar,
24.291.000 bolívares en cacao y 42.780.000 bolívares en café.
En los años
siguientes, si bien las exportaciones petroleras aumentaron, también lo
hicieron los renglones tradicionales antes mencionados y para entonces el
General Gómez estaba muy seguro en el poder.
Será
solamente en el año de 1926 cuando el valor de las exportaciones petroleras
ascenderá al 62% y ya habían transcurrido 18 años de la era gomecista; y claro
está que esta bonanza le permitió modernizar el ejército por él creado en
beneficio de la paz y sus propios intereses y emprender obras entonces
desconocidas.
Gómez
acometió tareas formidables, algunas de ellas casi desmesuradas para los
recursos menguados con que entonces se contaba.
Aparte de
alguna estrategia personal para proteger su mandato, se propuso darle a
Venezuela un sistema de vías terrestres; ya en la segunda mitad de la década del
veinte era una realidad
Se propuso
liberar a Venezuela de una ominosa deuda externa que venía desde años remotos y
había brindado coyuntura a las apetencias internacionales para agraviar nuestra
integridad y soberanía; y lo logró, disponiendo de irrisorios presupuestos.
Como el mejor tributo a la memoria del Libertador, en el Primer Centenario de
su muerte, Gómez canceló para el
Resolvió
crear
Se planteó
garantizar el orden público y acabar con el bandolerismo que azotaba la tierra
adentro, como secuela de las contiendas civiles y logró ese objetivo aunque
haya que admitir que procedió con mano dura, a veces excesiva, pero explicable
en función de los tiempos. Es posible que la ley del rigor hubiera atenuado las
audacias de follones, bellacos y pícaros, en los tiempos de Gómez. Pero es
innegable que el ciudadano común se sentía más seguro, mientras no asumiera
posiciones de rechazo al régimen, que ese era otro cantar.
En medio de
una férrea dictadura, y gracias a la bonanza petrolera, logra modernizar al
país.
Juan Vicente
Gómez, dirá su opositor y víctima don Alejandro E. Trujillo, fue un producto
sorprendente y admirable del pueblo venezolano. Sus vicios y sus virtudes-que
también las tuvo-como aquellos, grandes y desproporcionadas, esparcidos están
los unos y las otras, en los rasgos salientes y predominantes que tuvo la
mayoría de sus ciudadanos.
Todo lo dicho
no implica que la era de Gómez hubiese sido ideal.
Para explicar
el fracaso o los errores de los gobernantes siempre suele decirse que no
tuvieron en el momento preciso los colaboradores apropiados. O que sus
consejeros se convirtieron en aduladores de oficio, exaltando las aberraciones
para no comprometerse.
Eso pudo
pasarle a Gómez. Y no hay que escandalizarse por ello, puesto que bajo el signo de la democracia se registraron
y se impusieron las mismas situaciones, agravadas y desde luego inexplicables.
Gómez cometió
muchos y sensibles errores. Es el riesgo inevitable de los dictadores y de los
partidos que reducidos a una camarilla prepotente y abusadora, se perpetúan en
el poder o lo manejan a discreción en un
lapso convencional.
De una
filosofía y lógica primitiva, como que se había forjado luchando a brazo
partido para sobrevivir en un medio duro y limitado, Gómez fue radical con sus
enemigos. O con aquellos que creía entorpecían su gestión de gobierno, que
suponía la mejor como todos los que alcanzan el poder. Ni daba ni pedía
cuartel. De allí la cárcel, los grillos y las torturas, que tampoco fueron
invención suya en cuanto a la utilización sino que eran práctica común en
Se ha
repetido hasta la saciedad que en materia de instrucción pública los resultados
del gobierno gomecista fueron negativos, que el presupuesto destinado a las
escuelas era muy pobre y que
No debe
olvidarse que a pesar del decreto guzmancista de la instrucción pública
primaria, gratuita y obligatoria en 1870, en los tiempos cuando Gómez tomó el
poder el pueblo venezolano era analfabeto e ignorante.
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