viernes, 23 de diciembre de 2011

Carmen Cira Morillo

CARMEN CIRA MORILLO
Integrante de la  Excursión Universitaria (1954)
NACIÓ: 29 de marzo de 1929
MURIO: 8 de noviembre de 2011
  In Memoriam
Frailejones
Oleo de Francisco Rivero

miércoles, 7 de diciembre de 2011

Sierra Nevada


Sierra Nevada
Gonzalo Picón Febres

Vestida eternamente
De caprichosa y vívida esmeralda;
Vertiendo de tu falda
Las cristalinas aguas de la fuente;
de plantas llena y de silvestre flores
que pinta el sol de esplendidos colores,
y besan auras frías
henchidas de fragancias y armonías;
la frente coronada
de formidables témpanos de hielo,
donde sonríe alegre la alborada,
se regocija el esplendor del cielo,
sus cenicientas plumas
descoje el aire el cóndor atrevido,
y truene entre relámpagos y brumas
la tempestad con hórrido estampido;
surcada por torrentes bramadores
y turbios manantiales
que en pardas rocas quiebran sus cristales,
y pueblan de rumores
al prado, al bosque, al valle y sus alcores;
sintiendo el ronco arrullo
que brota del soberbio ventisquero,
o el plácido murmullo
con que la brisa en la arboleda umbría
del sol saluda el rayo postrimero;
bella como la virgen poesía,
radiante como el día
y cual la gloria hermosa y encumbrada,
te levantas, gentil, Sierra Nevada.
Pirámides de oro y de diamante
Ó aureolas de purpura brillante
Semejan esas cúpulas de nieve
Que acaricia en tu cumbre el aura leve,
Según que luzca en ellas
El reflejo sutil de las estrellas,
La intensa luz de la rosada aurora
Ó el pomposo esplendor del mediodía.
El ave cantadora
Vierte su deliciosa melodía
Al borde de tus tétricos barrancos,
y sus plumajes blancos,
y su raudal de perlas y de plata
deja caer la hirviente catarata
de tu declivio en el profundo seno,
con el grandioso estrépito del trueno.
Sentada sobre moles de granito
Te levantas del suelo á lo infinito;
Escuchas el concierto
De los orbes que pueblan el espacio;
De alfajores cubierto
Y de fulgentes chispas de topacio,
Ostentas tu follaje;
Y en medio del salvaje
Silencio que domina tu espesura,
Oyes rodar desde tu inmensa altura
Del puma enfurecido
El trémulo bramido,
Ó el rumor del alud que en trasparentes
Masas de limpia y virginal blancura,
Resbala por tus ásperas vertientes.
Después de las ruidosas tempestades
Te iluminan con breves resplandores,
Y henchidas de furores
Asordan tus incultas soledades;
Después que las del aire negras nubes
Desbordan en tu frente
De sus aguas el límpido torrente,
Y genios, hadas, silfos y querubes
Van sembrando de puntos luminosos
Del cielo azul los senos misteriosos,
¡qué bello es contemplar sobre tu falda
De vívida esmeralda,
La blanca luz de véspero que asoma
Sobre tu perfil de la contraria loma,
Ó dulce cual ninguna
La claridad serena de la luna ¡
Entonces el poeta
Posa en tus nieves la mirada inquieta,
Y con ardiente anhelo
Trepar quisiera á tu desierta cumbre,
Para sentir allí, cerca del cielo,
Del sol bañado en la fulgente lumbre,
Y escuchando el rumor con que se lanza
De su alto origen cristalina fuente,
En el alma brotar nueva esperanza,
Juveniles ensueños en la mente,
Inspiración en la olvidada lira,
Y dentro del pecho ansioso,
Que hirió el dolor con dardo venenoso,
El imposible bien porque suspira.
Mérida, 1889
Tomado de CALENDULAS (POESÍAS 1893).

martes, 6 de diciembre de 2011

A la Sierra Nevada


A la Sierra Nevada
Gabriel Picón Febres

Encendida de sol en la Mañana
Te estremeces en sueños de blancura
Y en las noches la nieve de la altura
Con encajes divinos engalana.

Maravilla de fuerza, en ti se ufana
De Águila entre ricos y espesura
Y con dulce cantar el agua pura
En mirificas gemas se desgrana.

Eres fuerza y dominio y gallardía,
Milagro de esplendor y belleza
Cofre de incomparable poesía.

Gloria, poder, baluarte o amenaza
Eres en tu magnifica grandeza
Símbolo de mi tierra y de mi raza