domingo, 22 de diciembre de 2019

BRONCE CENTENARIO





BRONCE CENTENARIO.
Ezio Mora Contreras

! Cenizas sagradas de Bolívar!”

           Gabriel Picòn González.

Las columnas son desde la antigüedad, una de las formas mas trabajadas por el hombre para honrar a sus héroes. Los griegos y los romanos las usaron para señalar como un dedo hacia Dios a sus hombres más preclaros y a sus militares mas aguerridos, ejemplo de estas se puede citar la columna de Trajano, construida con mármol blanco en 50 mts de altura, y con altorrelieves en espiral, alegóricos a sus batallas.
 
En América y en especial en Venezuela, no son tan comunes, sin embargo, surgen a partir de la guerra de la independencia en diversos países, en Mérida específicamente tenemos dos ejemplos de Columnas alegóricas: Una en el patio de la 22 Brigada del Ejército, en el sector Glorias Patrias, dedicada al General Páez y otra que es la crónica que nos ocupa: La Columna Bolívar.
Fue ordenada por Don Gabriel Picón, prócer merideño de la independencia, quien habiendo sido herido y dado por muerto, regresa a su lar nativo, donde ocupa puestos de alta significación en el Gobierno provincial. En 1840, siendo gobernador ordena la construcción de una columna en terrenos que son del Padre Arias, a la salida de la ciudad de Mérida, con una hermosa vista hacia la Sierra Nevada y el valle del Mucujun, inmortalizado por Bellerman en hermosa pintura.
Varios meses llevó la construcción de este monumento, apurando su ejecución, con motivo de la repatriación de los restos del Libertador Simón Bolívar a Caracas, se estableció su fecha de inauguración el 17 de diciembre de 1842, no concluyendo su diseño original por la premura y por la falta de fondos, al punto que su pago fue a base de un trueque, el maestro albañil, Sr.  Domingo Manrique, ejecutó la obra y el gobierno le pago con Urao.
Esta columna fue coronada por un busto ejecutado por el Capital Pedro Celestino Guerra, quien sin ser escultor decidió, por el conocimiento que había tenido en el trato con el Libertador, modelar su cabeza y cuerpo, en arcilla de los Guaimaros, con la mala suerte  al decir de Don Tulio, que al tratar de izar el cuerpo que era la parte mas pesada, esta cayo al piso haciéndose añicos, salvándose la pura cabeza, la cual se conserva en la Biblioteca Bolivariana de Mérida.
Un año antes del Centenario del nacimiento del Libertador, se constituyó por iniciativa de Don Tulio Febres Cordero y otros ilustres merideños la “Sociedad Bolívar”, teniendo como finalidad preparar los festejos para celebrar dignamente tan grande fecha patriótica, entre los trabajos más notable estuvo la reparación de la Columna Bolívar, la cual había sufrido daños con el trazado de la carretera al Lago de Maracaibo, que decreta el Gral. Guzmán Blanco. En la fecha centenaria se coronó la Columna con un nuevo busto de Bolívar, preparado por los artistas merideños Parra Picon, Vicente Rubio y Juan de D. Picon Grillet, este busto también fue de arcilla.

El terremoto de 1894 respeta la columna, mas no el muro reconstruido en 1883, el cual se derrumbo hacia el Mucujun. El Gral. Esteban Ch. Cardona, Presidente del Estado, ordena el 16 de octubre de 1900, hacer las reparaciones pertinentes a la Columna como un homenaje del Gobierno del Estado Mérida al nuevo siglo que comenzaba. Como uno de los hechos principales se sustituye el busto de arcilla de 1883, por uno de bronce, el cual había sido adquirido por la Municipalidad de Mérida y existía en la Casa de Gobierno, atribuido al Escultor italiano Pablo Gazzotti. Este “montón de excelsitud”, como llamó La Columna. Eduardo Picòn Lares, ha permanecido durante un siglo viendo crecer la ciudad, arrullado por los ríos Chama y Mucujun.” El sol de estos días es un sol de gloria para el inmenso espacio boliviano” como dijo el Gral. Chalbaud. Cardona en el discurso de conmemoración del centenario de la firma del acta de la independencia de Venezuela.

Mérida 1 de enero del 2001

jueves, 14 de noviembre de 2019

MANUEL MUJICA MILLÁN



MANUEL MUJICA MILLÁN
EL ARQUITECTO DE MÉRIDA






La estampa clásica de Mujica, como todos llamaban a don Manuel, quedo en esta ciudad, como así mismo en otras grandes ciudades para las cuales él proyectó e hizo obras de particular importancia: La gran rampa de Barcelona de España, la restauración definitiva del Panteón Nacional en Caracas y una Basílica de Lima cuyo proyecto, ganado en concurso internacional, no fue nunca realizado.
En el corazón de Mérida quedo afortunadamente inseparable don Manuel Mujica Millán: Catedral, Gobernación y Universidad, valga decir, los centros de la vida religiosa, política y educativa de esta ciudad que tiene el privilegio de sobresalir en la Nación por sus méritos en esos y en otros campos, y a cuya alma sublime quedó el legado para siempre.












Con facilidad y rapidez extraordinarias concebía y proyectaba Mujica sus obras grandiosas, a las cuales daba singular robustez e inundaba de luz; así mismo fue el carácter suyo: robusto y luminoso; como es inconfundible el estilo clásico de Mujica en todas las obras suyas, e igualmente mantuvo con firmeza su manera inconfundible de ser, de vivir y de pensar.
Sepultado lejos de la Urbe que contribuyo a construir con fisonomía propia, ha de volver a ella, para descansar, como corresponde por justicia, bajo el Altar Mayor del Templo Metropolitano de Mérida que elevo al espacio como una perenne oración.
El arquitecto don Manuel Mujica Millán nació en Victoria provincia de Álava, España, en 1897 y falleció en Mérida en 1963.

Carlos Chalbaud Zerpa. 
“Crónica de la ciudad”.
Mérida 1980.