jueves, 29 de mayo de 2025

MI COMPADRE BENJAMIN EN SUS OCHENTA PRIMAVERAS

 Matria bailadorense (26)


Benjamín Oballos Ramírez: cronista y juglar de Bailadores
En sus 80 años, entre momentos difíciles y felices.

Dedicado a su hija Doris y a su comadre Duilia Santana

“Agricultor y poeta. Hasta pareciera que ambas tareas no pudieran conjugarse a un tiempo y es que Benjamín Oballos es perenne trova del labriego bailadorense”

Ramón Sosa Pérez. Prólogo del libro inédito Poemas de mi pueblo




Si alguien tiene sobradas razones para llamarlo cronista trovador de Bailadores es Don Benjamín Oballos. A eso ha dedicado su vida, a cantarle a Bailadores y su gente. Coincido con Ramón Sosa Pérez, al aseverar que: “Benjamín Oballos es un cronista ingénito. Su labor de compilador de la historia menuda de su pueblo, le reserva ya un puesto de privilegio en la historia reciente de Bailadores” y es que Don Benjamín ha escrito más historias en verso que todos los cronistas juntos, sin falsear nada, sus cuentos provienen de los díceres del pueblo, por eso sus crónicas son auténticas y llevan el sello de la originalidad en su forma de narrarlas.

¿Quién no conoce en Bailadores a Don Benjamín Oballos?, sus decimas han alcanzado para todos y servido para todo. La mayoría las recuerda con cariño y las guardan con devoción, otros las recogieron y botaron muertos de la arrechera.




En su primer y único libro publicado hasta ahora, gracias a la bondad del gobernador Don Germán Monzón Salas, en abril de 1983 -después de siete años de espera- y al apoyo de su comadre Duilia Santana fue reeditado por la ULA, en febrero de 1984. Ambas ediciones con prólogo de Alberto Arvelo, fechado en Mérida en abril de 1976. Poemas del agricultor bailadorense Benjamín fue acogido con singular beneplácito por los lectores, como el mismo autor lo señala en nota de la reedición: “Un 99% del público está de acuerdo y me felicita… y el 1% está no está de acuerdo más que todo por la planificación familiar…” inserta en las páginas 86 y 87 con la advertencia “Este poema es prohibido venderlo, regalarlo y leerlo a menores de edad”, al final de la acotación señala tajantemente: “El que no le guste mi obra que la queme”

El poemario esta signado por la querencia del autor por el pueblo que lo vio nacer hace 80 años, el 23 de mayo de 1945, en el sitio del Rincón de los Álvarez, en el hogar de Froilán Oballos y Josefina Ramírez. A los 2 años sus padres se separaron y su papá lo llevó a vivir en casa de sus abuelos Eufemiano Oballos y Eraclia de Oballos. Su infancia y posteriormente su adolescencia y juventud fue errabunda, triste y solitaria. Cuenta Benjamín, en dos páginas autobiográficas, que cuando tenía 11 años: “Dos señores del pueblo que fueron de paseo y me vieron donde nono, le dijeron a nona que me botara para el río; que eso era vergonzoso tener ese muchachito en la casa (porque era muy feo) pero nona Eraclia no atendió lo que los señores le decían” En 1956 su papá se casó de nuevo y vinieron tiempos borrascosos hasta que Benjamín decidió hacer vida propia trabajando en casa de Rufo Márquez y Carlos Julio Mora donde como él mismo cuenta “…me enamoré de la sirvienta que trabajaba allá, la joven Yolanda Ramírez; me casé con ella” con Doña Yolanda a pesar de las limitaciones encontró el amor hasta su muerte y vinieron los hijos: Florencio, Lourdes, Doris, Zenaida, Benjamín, Nectario, Ana Yolanda, Luis Alberto y tres que murieron.

“Con fecha cinco de enero/ del año setenta y dos/ voy a decir otra historia/ de este pueblito de Dios/” (pág. 122) así inicia su primera décima escrita de Las aguinaldas antiguas de Bailadores que estrenó cantando en la Casa Cural. Benjamín solía hacer sus composiciones mientras labraba la tierra y se hizo famoso vendiéndolas las copias en Bailadores, Tovar, Santa Cruz y El Vigía. Los primeros versos que le leí, me los facilitó su comadre Irma Mora, la Décima del atorao: “Este mudo murió santo/ de todo se arrepintió/ menos del tolete de plátano/ que ese fue el que lo atoró,/ toda la vida fue negro/ y el día de la muerte blanquió” (pág. 70), que estaba escrita en un lenguaje llano y sin rebusques que llegaban al pueblo. Recuerdo que vivía pendiente cada vez que aparecía una nueva décima, porque seguramente ella me refería a un dato histórico por contrastar.




Su impronta de cronista en verso está marcada en cada uno de sus cantos: Poema al pueblo de Bailadores: “Se quedó el Libertador/ en casa que es de Bolívar/ aunque nos llamen asívar/ este pueblo es triunfador” (pág. 57) Fiesta de San Isidro en Bailadores: “La reina Dalia Montoya/ por primera vez este año/ en el pueblo de Bailadores/ en la fiesta de agricultores/ Dalia dirige el rebaño” (pág. 80), que nos recuerda el reinado en honor a San Isidro del 15 de mayo de 1974 o del Incendio en el Rincón de la Laguna del 12/3/1972: “En el Rincón de la Laguna/ nace el agua de Tovar/ donde metieron candela/ a la reserva natural” (pág. 30) Poema a la Virgen de Candelaria, marzo 1977: “No sé si saldría en la prensa/ cuando en el siglo pasado/ el pueblo se vio atacado/ por un general del Centro/ el pueblo salió a su encuentro/ con piedras y palos seguía;/ la Virgen les repartía/ las armas allí gustosa/ y los contrarios gritaban/ que quieten esa mechosa” (pág. 108), ingenuamente se pregunta el poeta si tan singular noticia salió en la prensa, no lo asevera, pero como cosa curiosa de ese acontecimiento acaecido en 1892 se hizo eco el Boletín Diocesano de Mérida al considerarlo como un milagro de la virgen de Candelaria, el primero que esta registrado. Eso sucedió en la salida del camino de Agua Azul que venía desde La Capellanía, al repeler los villoros las fuerzas invasoras que los duplicaban en número vieron como delante de ellos iba la Gran Señora con su manto protegiéndolos y al otro día al entrar el sacristán a la iglesia vio con asombro como el manto de Nuestra Señora de Candelaria estaba agujereado por las balas.

En su narración están presentes las prácticas cotidianas Poema al bautizo de mi hijo Candelario: “Al terminarse la misa/ cantada que es la mayor,/ a un grupo de seis niñitos/ los llevan en procesión/ al tanque del bautisterio/ donde se ajuntan con Dios” (pág. 33) y más allá del acto religioso del 13/2/1972 queda descrita “La costumbre en Bailadores/ todo el tiempo ha continuao/ pa aquellos nuevos compadres/ una gallina han matao/ y miel de panela y miche/ también les han aprontao,/ esto se llama mistela/ que a muchos a emborrachao/ y en muchas partes también/ un buen baile han celebrao” (pág. 35)

Algunas décimas no fueron tan bien recibidas, pues evidenciaban a ciertos personajes. En la Décima del tramposo escrita en febrero de 1975, narra las mismas artimañas de hoy: “El que fía queda entumido/ malaya no tiene rabo/ ve pasar al que le debe/ y se hace el faro aporria/ le manda a parar el carro/ no para ese desgraciao” (pág. 46) y en definitiva un buen consejo a seguir: “El no fiarte me da pena/ el fiarte pena y pesar/ para no tener más penas/ lo mejor será no fiar” (pág. 47)




En el Poema a la muerte nos iguala a todos sin distingo: “La muerte es la única esperanza que tenemos/ pues nos llega seguro a pobre y rico/ arrebata los malos y los buenos/ se lleva el feo y elimina el bonito” y nos alerta que “La muerte es el único futuro/ volvernos Tierra es una eternidad/ aunque no piensen lo tenemos seguro/ unos más tarde y otros con brevedad” (pág. 99)

Al final del poemario no podían faltar los fragmentos de poemas políticos, que testimonian la falsedad de ayer como hoy. Los regalos que repartieron unos copeyanos en el 72, no sé si fue antes o después de la visita del Dr. Rafael Caldera a Bailadores el 24 de enero: “Es cierto y sin titubeo,/ es cosa hasta bergonzosa/ aquella ropa mugrosa/ que esa gente repartieron;/ el odio se merecieron;/ esos chiriles que edían/ más que todo a sobaquera/ como si los pobres/ unos presos que debían” (pág. 132)




Hasta aquí su primer poemario pleno de reminiscencias, saberes populares y denuncia oportuna. Don Benjamín siempre ha vivido de la agricultura. Con apenas sexto grado de instrucción primaria aprobada, sus versos han hecho reír y sufrir a unos cuantos letrados. Es una de las mentes más lúcidas que he conocido, su memoria es una computadora, se sabe de memoria una cantidad de poemas de los viejos cantores populares de Bailadores. Ya escribiré de ellos, porque lo hemos conversado y grabado.

Tiene un segundo poemario por publicar con una espera tan larga como la primera, aunque lo ordené, transcribí y digitalicé, me fue imposible publicarlo desde el Instituto Municipal de la Cultura (IMUCU), aspiro hacerlo en digital este año como regalo de sus 80. Valga la cuña. Se busca un mecenas que quiera patrocinarlo en digital, un rifero Villoro que son los que ahora tiene plata, las instituciones públicas están de limosna. Les adelanto la estructura dada: Historia de Bailadores en prosa y en verso. Entre el cuento y la leyenda; Acontecimientos históricos; Díceres del pueblo; Personajes de Bailadores; Entre mises; Origen de las palabras (Elujera, Per y huela y Concijurcia); Política internacional; Políticos de la IV; Políticos de la V; Problemas ambientales; Próceres; Sacerdocio e iglesia; Sepelios; Accidentes y tragedias; Aniversario de bodas; Acontecimientos educativos; Acontecimientos deportivos y Políticos de la VI (como un adelanto y a manera de colofón) Este otro libro Poemas de mi pueblo es una delicia y allí está contenida la historia viva de Bailadores, con prólogo del cronista y poeta Ramón Sosa Pérez y palabras de presentación del suscrito.




Sirva esta crónica, quizás un poco larga para extender mi abrazo solidario con Don Benjamín Oballos en sus 80 años, para recordarlo en su esencia que son sus versos. Con la alegría que ya recupero la vista gracias a la Misión Viva Venezuela y al Gabinete Cultural del estado Mérida, por eso lo vemos de nuevo a cuatro ojos recorriendo las calles de Bailadores, dando piropos a sus mujeres bellas. Ahora es que queda Don Benjamín para rato, con su amoroso corazón rebosante por Bailadores y su gente, con su estirpe de gran cronista en verso. No todos los pueblos tienen esa dicha de contar quien les cante en prosa y en verso. Bailadores es un pueblo afortunado al tenerlo entre sus hijos ilustres. Feliz cumpleaños amigo, que Dios le de mucha salud.





Néstor Abad Sánchez
Centro de Saberes Tovar, mayo 22 y 23, 2025
nestorabadsanchez@gmail.com

 

domingo, 20 de abril de 2025

EL HEROE VOLVIÓ A LA CUMBRE.

 

EL HEROE VOLVIÓ A LA CUMBRE.

Crónica del Ing. Jesús Peña, periodista y andinista.



Hoy 19 de abril 2025, día de la declaración de la independencia, recordamos que hace justamente 40 años(el tiempo pasa), participamos como representantes del Grupo Excursionista Los Nevados( Jesús Peña y Argenis Toro),conjuntamente con otras organizaciones de montaña y rescate de la ciudad de Mérida, en el ascenso desde la Plaza de Las Heroínas hasta la cima de Pico Bolívar, caminando por 3 dias, para llevar el busto de bronce, separado en dos partes( hombros y cabeza), hasta su máxima cumbre.

El busto había sido bajado el año anterior (1984) para ser reparado por el maestro fundidor Martin González en la comunidad de El Valle, debido al daño por las inclemencias atmosféricas permaneciendo 30 años ubicado en el sitio.

Esta actividad había sido planificada por el Dr. Carlos Chalbaud Zerpa, coordinador de la Comisión Organizadora del Quincuagesimo Aniversario de la conquista a la cumbre por Enrique Bourgoin y Domingo Peña.




El primer día recorrimos, plaza Heroínas hasta la casa de Domingo Peña, el segundo subimos y pernoctamos en el refugio de Pico Espejo y el tercer día el 19 de abril la Comisión saldría a las 7am, descendiendo la cloaca, llegando a Timoncitos y luego subir por la ruta Weiss. Llegamos a cumbre a las 12m.

Recuerdo que participaron también compañeros del Grupo Andino de Rescate, del Grupo de Rescate Enrique Bourgoin, Grupo Excursionismo Cumbres, Grupo Excursionismo Cóndor y el Centro de Excursionismo de la Universidad de Los Andes, quienes firmamos un Acta de Ascenso, que reposa en los Archivos de la Gobernación de Mérida, como testimonio de aquel día cuando el Héroe Volvió a la Cumbre.






En el año 1994, el Dr. Carlos Chalbaud Zerpa, editaría el libro La Sierra Nevada de Mérida, donde recoge en su capítulo 26, lo antes descrito.



La crónica puede ser leída en el blog del ingeniero Ezio Mora Contreras, quien fue amigo del cronista Dr. Chalbaud Zerpa, en

https://clubandinovenezolano.blogspot.com/.../el-heroe...

 

domingo, 5 de enero de 2025

Llegaron a la cumbre el sábado 5 de enero de 1935

Llegaron a la cumbre el sábado 5 de enero de 1935


 
                                                                                             
 A 84 años de la conquista del Pico Bolívar por  Enrique Bourgoin y Domingo Peña

Fijar la mirada desde la meseta merideña hacia las estribaciones de la cordillera sur, justo allí donde se levantan las Cinco Águilas Blancas de Don Tulio Febres Cordero, es remontarse a un pasado geológico e histórico que ha inspirado a propios y extraños, sobre todo a quienes hemos recorrido como excursionistas las rutas y senderos para alcanzar la cumbre de picachos petrificados que se erigen hacia el cielo como símbolos majestuosos de la creación.

Don Carlos Chalbaud Zerpa( 1929-2015), eminente médico, cronista, escritor ameno, profesor, promotor de proyectos turísticos en Mérida y excelente andinista, quien cumplirá el próximo 10 de enero describe en su libro La Sierra Nevada de Mérida (Ediciones del Rectorado, Universidad de Los Andes, 1994), toda la historia de la Cordillera de Mérida en su amplio contexto geográfico, geológico y la importancia de quienes se adentraron como exploradores, científicos, botánicos, médicos, sociólogos, alpinistas y académicos  provenientes de otras tierras  dejando  huella imborrable, pero también de los que nacieron, crecieron y aportaron  sus conocimientos para el desarrollo de Mérida,  arropados bajo el manto de la Universidad de Los Andes .

En su libro, el doctor Chalbaud Zerpa, destaca los antecedentes, evolución y acción del andinismo venezolano y la pasión de hombres y mujeres quienes intentaron y llegaron a las cimas de los picos más altos de la cordillera sur, refiriendo al francés Dr. P.H.G. Bourgoin, como el primer alpinista quien realizó una expedición científica formal a la Sierra Nevada en febrero de 1868 para alcanzar el cuerno oriental del Pico El Toro que se perfilaba como el más alto de la Cordillera.

Fueron muchas exploraciones las realizadas a finales del siglo XIX y en las primeras tres décadas del siglo XX para  alcanzar la cima del Pico Bolívar, llamado inicialmente  por el Dr. P.H.G. Bourgoin como “La Concha”, el Dr. Antoin Goering en 1869 denominó a la cima alta y escarpada como “La Columna”, igualmente el Dr. Sievers utilizó en 1885 la misma denominación, el Dr. Samuel Darío Maldonado en 1904 lo designará como “Concha o Peineta”, el Dr. Juan Pablo Franco en 1905, lo llamó igualmente “Concha”, pero quien vendría a poner orden toponímico en toda la Sierra Nevada fue el Dr. Alfredo Jhan en 1910,  pues dio al macizo rocoso el nombre de “ La Columna”, divisándose desde allí también a la doble cima que bautizó como  Humboldt y Bonpland, a quien llamaría  “ La Corona “. En el año 1925 el Dr. Miguel Febres Cordero propuso que al “Pico La Columna” se le denominase “Pico Bolívar”, en homenaje al héroe de América, Simón Bolívar, nombre que fue aprobado.

Fueron treinta años de intentos por llegar a la cima de la “Columna” o “Bolívar”, con resultados no exitosos, para entonces el “Pico el Toro”( 4.758 msnm) se creía que era el más alto de la cordillera, quien era visitado y conquistado por múltiples expediciones. En 1907 la Primera Comisión Astronómica encargada del levantamiento de la Carta Nacional, encabezada por los ingenieros Santiago Aguerrevere, Lorenzo Osío y Ciro Vázquez, midieron y determinaron que la altura del Pico La Columna era de 5007 msnm, quitándole la altivez al arrogante Pico El Toro.

El primer intento de ascenso al pico Bolívar del que se tiene conocimiento data de 1897, cuando José Trinidad Nieto, Víctor Moreno, Pedro Moreno, J. Eladio Altuve, Medardo Nieto acompañado de otras personas intentan fallidamente escalar el pico. Después, en 1922 un intento de escalar el Pico Bolívar sin éxito, el geólogo suizo Moritz Blumenthal fue el primero en pisar el glaciar de Timoncitos que está ubicado al sur del Pico Bolívar.

Entre 1930 y 1934, algunos merideños intentaron alcanzar la cumbre más elevada de la cordillera andina por diferentes rutas, unos llegando hasta Pico Espejo, otras hasta la garganta del Glaciar de Timoncito y otros hasta despeñaderos cercanos siempre atacados por frías ventiscas, temporales de agua y nieve, sin éxito alguno.  Es de hacer notar que para entonces estos empecinados jóvenes carecían de las elementales técnicas y conocimientos de alpinismo que poseían otros escaladores que años más tarde llegarían y coronarían la cima con equipos y técnicas  especiales.

En el año 1930, un grupo de estudiantes merideños entre los que se encontraban Enrique Bourgoin, en ocasión del centenario de la muerte del Libertador Simón Bolívar, constituyeron una junta para coronar el “Pico Bolívar”.
Al año siguiente 6 de febrero de 1931,fue constituida la Junta Pro-monumento al Libertador en el Pico Bolívar, conformada por Enrique Bourgoin, Virgilio Febres Jelambi, Climaco Carmona, Ramon Cordido, Emilio Carmona Gomez,Carlos Quintero Delgado, Jose Gil Manrique, Antonio Uzcategui Burguera, Carlos Quintero Delgado, Nestor Ruiz y  Ezio Chitraro,  quienes  suben y colocan en las paredes cercanas a la cumbre del Pico Bolívar, una pequeña estatuilla del Libertador como el primer paso hacia la construcción y colocación de un monumento o busto del Libertador más grande que sería  colocado formalmente en la cima en abril de 1951, por un grupo de andinistas de  los Centros de Excursionistas de Mérida y Caracas. Ese busto de bronce de Simón Bolívar, fue construido por el artista Marcos León Mariño.

La Conquista definitiva del Pico Bolívar
Según relata el cronista de la Sierra Nevada Chalbaud Zerpa, para comienzo de 1935 la cumbre del Pico Bolívar seguía sin conquistar y la montaña había rechazado a los pocos que intentaron vencerla. Solo las águilas revoloteaban sobre el picacho agreste y empinado.

La persistencia y tenacidad de Enrique Bourgoin junto a la experiencia de Domingo Peña permitieron que la conquista fuese exitosa. En dicha oportunidad, relata Chalbaud Zerpa, les acompaño un aficionado entusiasta, chofer de la plaza en la ciudad, llamado Heriberto Márquez Molina. Habían partido en largo recorrido, siguiendo el sentido inverso del curso del riachuelo que nace en el ventisquero, que da origen al rio Nuestra Señora cerca de la Aldea de los Nevados.

Desde el Glaciar de Timoncito a través de su garganta se vislumbraba la posibilidad de llegar a la cumbre. Enrique Bourgoin la había examinado detenidamente y creía que por esa ruta era más factible que por la chimenea rocosa de la pared sur cercana al Pico Vértigo. Ya para entonces el guía Domingo Peña, había acompañado a Bourgoin en otras expediciones y acercamientos anteriores.

Bourgoin y el guía Domingo Peña, deciden avanzar y proseguir por la garganta, mientras Márquez Molina se había quedado cerca de la base del Pico Medroso y allí esperó el retorno de sus compañeros, éstos clavan estacas en la nieve y se van asegurando con una cuerda de fique que habían llevado.

Al terminar la masa de hielo, se percataron que, siguiendo la cresta, al superar un bloque de hielo vivo cerca del glaciar del Encierro, quedaban tres picachos secundarios fáciles de alcanzar para llegar a una ventana de roca llamada El Lagartijo llegando a la base de la cumbre, ya estaban cerca de la cima del Pico Bolívar.

Ya en lugar cercano se divisaban los tres picachos que parecían iguales en altura y que dificultaban saber cuál era la cima más alta, sin embargo, llegaron a una ventana y ya estaban en la cumbre, donde seguramente llenos de alegría y fervor patriótico colocarían el bustillo de bronce de Bolívar y dejarían el documento probatorio del ascenso. Habían conquistado la cima más alta de Venezuela aquel 5 de enero de 1935.

Las apreciaciones, elogios y reconocimiento de la hazaña realizada por Enrique Bourgoin y Domingo Peña, fue realizada al año siguiente por el alemán Dr. Franz Weiss, quien coronó la cima por una chimenea ubicada en la pared meridional sin contornear la montaña el día 3 de febrero de 1936, hoy en día llamada la ruta Weiss.

El abril del año 1951, Enrique Bourgoin y Domingo Peña, vieron su sueño plasmado, cuando oficialmente el busto de bronce, construido por el artista Marcos León, fue llevado y dejado en la cumbre del Pico Bolívar por integrantes de los Centros de Excursionismo de Mérida y Caracas, a quienes se les había encomendado la misión de dejarlo en el pedestal más alto de Venezuela, junto a una placa que decía: “La cumbre más alta de Los Andes es aún pequeño pedestal para tu Gloria”.

Al cumplir este 5 de enero, 84 años de la conquista oficial del pico Bolívar, por el farmaceuta Dr. Enrique Bourgoin y el insigne guía de la sierra el nevadero Domingo Peña, se reconoce la importancia de este significativo hecho que marcó definitivamente la historia del andinismo merideño, cuando el hombre de la montaña llevara al hombre de la ciudad a la cima, pormenores bien  documentado por el médico y andinista Carlos Chalbaud Zerpa, quien forma igualmente parte del gentilicio merideño y  a quien Mérida, la Universidad de Los Andes y quienes hemos caminado los senderos de la Sierra Nevada de Mérida como excursionistas y andinistas, estamos altamente agradecidos por el legado que dejó como cronista en estas tierras andinas.

Jesús Alberto Peña/ Ingeniero, Periodista y excursionista

Fuentes:
1.Chalbaud, Z(1994). La Sierra Nevada de Mérida. Ediciones del Rectorado, Universidad de Los Andes.
2.Homenaje a Dr. Carlos Chalbaud Zerpa. Clubandinovenezolano.blogspot.com

3. El Selvático. Elselvatico.blogspot.com