sábado, 17 de febrero de 2018

El espíritu y la maestría.



El espíritu y la maestría.

Ezio Mora C.
Septiembre 2009
A proposito de ·Dante2018
 




                         “Antes que de lo oscuro me desgaje, maestro
                                                                                                                                  Dante

Héctor Vásquez nació en la aldea La Palmita perteneciente al antiguo Distrito Tovar y se siente como tal, tovareño. Desde muy pequeño comienzan sus andanzas por este mundo del señor, realizando diversos oficios relacionados con su gran afición por la pintura. Realizó estudios de Artes Plásticas en Maracaibo en la Academia “Julio Arrega” y allí comenzaron sus sueños en camino a la perfección, para ser atrapado por las tendencias impresionistas. Mas tarde llegó a Mérida, donde se quedó como aprendiz de un incrédulo que trabajaba en La Catedral y que al final murió en la gracia del señor, por haber pintado esas maravillas que se consagran en la Catedral de Mérida.

El Maestro Iván Belsky había llegado a Venezuela desde su distante Ucrania, estableciéndose en Caracas primero y en Mérida después; y como él mismo lo narró “…vino a Mérida a parrandear…Un señor de apellido Paredes, propietario del Bar Kontiki le pidió que pintara un mural”. Conoció al Arquitecto Mujica Millán, quien a través de una serie de preguntas sobre técnica pictórica y la misma cantidad de respuestas acertadas, entablaron una relación de trabajo, para realizar las pinturas que adornarían la Catedral, donde creó todo un conjunto de cuadros que reflejaban la maestría de su arte y el trabajo esforzado que debió realizar, montado en andamios de mas de 30 mts de altura, cotidianamente. Como maestro Belsky supo rodearse de jóvenes aprendices de la región.  Uno de ellos fue el adolescente Héctor Vásquez, quién se distinguió como uno de sus alumnos mas aventajados y según propias palabras del maestro: “…En Mérida existe un pintor que sabe todo sobre mi pintura”.

Héctor Vásquez ha resuelto estar presente en el acontecer diuturno de la Ciudad de Mérida, estableciendo la esperanza de realizar sueños pasados o truncados, después de pasar por ese extraño momento, como lo dice Dante en el canto 34 del infierno:

No estaba muerto  , mas no estaba vivo,
Y puede imaginarse un ingenioso,
Lo que es un semimuerto y semivivo.”

Habiendo permanecido un largo tiempo en esa oscuridad, se alzó buscando el camino del claro mundo;

Subimos, el primero y yo segundo,
Hasta del cielo ver las cosas bellas,
Ver un resquicio de perfil rotundo,
A contemplar de nuevo las estrellas.”


Extraño paseo este, que no ha concluido y que nos permite ubicar a Héctor Vásquez, igual que a su maestro, restaurando la obra pictórica de Belsky en la Catedral Basílica Menor de Mérida, para cerrar el círculo y comenzar una nueva aventura como maestro.

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