domingo, 7 de noviembre de 2021

TESTIMONIOS DE MÉRIDA

 

LA CIUDAD ASENTADA SOBRE UN MONTE

CARLOS CHALBAUD ZERPA

PRIMERA PARTE

Mérida, viernes 14 de enero 1994

LOS DOCUMENTOS IMPRECISOS

Tratar de definir con exactitud la fecha de fundación de Mérida no ha sido tarea fácil, porque los juicios de los cronistas e historiadores son ambiguos o contradictorios y, por otra parte, el acta de la erección de la primitiva población, en el vecindario indígena inicialmente llamado de La Guazábara, donde está hoy ubicada la villa de San Juan de Lagunillas, se halla extraviada o posiblemente fue destruida. El mismo sitio de la original fundación fue objeto de equívocos por erróneas interpretación de documentos y textos, y así se creyó que ésta ocurriese tanto en Lagunillas como en Acequías.

Los historiadores coloniales como Fray Pedro de Aguado y Fray Pedro Simón, debieron basar sus aserciones en las actas del Proceso seguido al Capitán Conquistador Juan Rodríguez Xuárez por la Real  Audiencia de Santa Fe de Bogotá, por los delitos de fundar ciudades sin autorización real y aperrear, flechar y matar indios, así como cometer muchos otros malos tratamiento, (1).

Si la Historia, como lo asegura el escritor inglés Edward Gibbon, es en verdad un registro de crímenes, locuras y malventuras de la humanidad, en ninguna parte está mejor expresado este juicio que en el proceso, incoado contra Rodríguez Xuárez.

En el agregado de los autos y escritos de la causa criminal, se trasluce el odio mortal que se profesaban mutuamente el conquistador y su rival Juan Maldonado por las recíprocas y muy graves acusaciones que se hacen el uno al otro. El proceso es, por una parte, el único documento de primera mano que se posee sobre la fundación de Mérida. Este manuscrito durmió un sueño de siglos en el Archivo Histórico de Bogotá y era conocido por muy pocos eruditos, hasta que en 1943 y gracias al escritor merideño Dr. Roberto Picón Lares, el Ayuntamiento de Mérida obtuvo copia mecanografiada del expediente, contentivo de más de un millar de folios. Fue estudiado oportunamente por el historiador Don Eduardo Picón Lares, quien lo utilizó con su obra  Capítulos Historiales de Mérida (2) y por el ensayista Don José Rafael Febres Cordero, quien publicó en 1956 un interesante folleto titulado  Fundación de la Ciudad de Mérida (3). El historiador Dr. Tulio Febres Cordero no reconoció el Proceso así como tampoco la obra de Fray Pedro Aguado sobre la fundación de Mérida, encastillado como vivía en la urbe circunscrita por las montañas; de tal manera que al escribir las Décadas de la Historia de Mérida tuvo a la vista otras referencias y algunos manuscritos probatorios de la fundación, que nosotros desconocemos, y que le permitieron fijar la fecha inicial de la ciudad el día 9 de octubre de 1558 (4). En ninguna parte de las declaraciones de los testigos del Proceso está señalada la data de la función con precisión.

Don Rafael Febres Cordero, en su estudio es diáfano; y sus conclusiones serán verdaderas mientras no aparezcan otros documentos de aquella época que obliguen a los historiadores a rectificar, pues quien examine con detenimiento, minuciosidad y espíritu crítico las declaraciones de los compañeros de Rodríguez Xuarez, puede inferir que la primitiva fundación de Mérida debió realizarse entre los días 5 y 14 del mes de octubre de 1558, aunque no se asentó ninguna población. Fue solamente un acto protocolar  con todos los pormenores de la ceremonia del caso. En este lapso de octubre, el día 9 cayó domingo y los españoles se atenían mucho a las fiestas de guardar para sus fundaciones. Esta fue la fecha que fijó el Dr. Tulio Febres Cordero, “según documento que dijo poseer; pero que nunca fueron publicados”.

Aguado da la fecha del día de Todos los Santos, el 1° de noviembre, posiblemente basado en una declaración del soldado Santos Vergara que aparece en el proceso, y que en verdad es confusa y se presta a interpretaciones erróneas (5). Fray Pedro Simón dice que la fundación ocurrió a principios de octubre, sin señalar el día (6).

Otra fiesta importante, propicia para la fundación de una ciudad, hubiese sido el 12 del mismo mes. No por ser el aniversario del Descubrimiento del Nuevo Mundo sino por la conmemoración de la Virgen del Pilar. Patrona de España; pero tal acontecimiento no hubiese sido nunca silenciado por los testigos del Proceso.

Para fijar la fecha del 9 de octubre de 1558, el historiador Febres Cordero debió tener a la mano algún documento importante y que vendría a explicar su frase: “Aún cuando Fray Pedro Simón no precisa el día en que Rodríguez Xuárez hizo la fundación de Mérida, por las noticias que él suministra y las que hemos hallado en manuscritos originales, podemos fijarla con exactitud en nueve de octubre de 1558, en que celebra la iglesia la fiesta de San Dionisio Areopagita y que fue su primer patrono”.

El historiador, Dr. Roberto Picón Parra, publicó en 1988, a través de la Academia Venezolana de la Historia, los dos primeros volúmenes de su obra Fundaciones, primeros moradores coloniales de Mérida; los fundadores Juan Rodríguez Suárez, Juan Maldonado y sus compañeros, 1558-1559.

En este trabajo fundamental, además del proceso, el Dr. Picón Parra consultó al Primer Libro de Actas del Cabildo de Pamplona, el Archivo Histórico de la Antigua Provincia de Mérida y el Arquidiocesano de la misma ciudad, así como otros archivos de Caracas, La Grita, Madrid y Sevilla, más de  cuarenta obras impresas y una docena de publicaciones varias, para llegar a la conclusión de que Mérida fue fundada en La Guarzábara el día y la fecha que señala el Dr. Febres Cordero, que la ciudad fue mudada para La Punta el 1° de noviembre del mismo año; que el repartimiento de tierras comenzó el 4 de noviembre por ante el escribano Martín de Zurbarán y, que por otra parte, el día 5 del mismo mes ya habían llegado a Pamplona los cuatro emisarios que envió Rodríguez Suárez a participar sus actuaciones, entre ellas la fundación de la puebla (7). Estos emisarios habían salido de la primitiva Mérida el día 14 de octubre obviamente después de la fundación, y tardaron en aquella época de fuertes lluvias y ríos crecidos 20 días en llegar, lo que era una verdadera proeza. Además, sólo el 20 de octubre  salió Rodríguez Suárez a recorrer la tierra y así fue como descubrió la meseta situada entre los ríos Chama y Albarregas, frente a la Sierra Nevada. Entonces, al martes 1° de noviembre día de Todos los Santos, trasladó la ciudad 3 ó 4 leguas más arriba de donde la había  fundado, a la punta del monte alto que había descubierto, que los españoles denominaron la Ranchería Vieja, y que hoy es la parroquia de Santiago de la Punta.

Todo lo contenido en los libros del Dr. Picón Parra se apoya en los documentos fidedignos, y nada ha sido inventado, alterado o falseado en modo alguno, ni se han hecho suposiciones temerarias, según la confesión del propio autor.

EL NACIMIENTO DE LA CIUDAD

La original Mérida de La Guazabara, asentada en tierras ricas en aborígenes hostiles y carente de agua, tuvo una vida efímera de apenas unos veinte días y fue mudada a las estribaciones de la meseta, donde confluían los ríos Chama y Albarregas con la quebrada de la Pedregosa; hasta allí se trasladaron los españoles, donde ocuparon unos bohíos  ruinosos, abandonados por los indios que se habían ido a otras partes. A esta ranchería llegó Maldonado, en febrero de 1559 con 50 hombres bien armados, comisionado por la Real Audiencia para aprender y enviar a Bogotá a Rodríguez Suárez para ser juzgado. Desconoció Maldonado todas las actuaciones del fundador, anuló sus disposiciones y la ordenó al comendador Martín López trasladar la gente a un sitio más alto y superior de la meseta, y fundar allí una ciudad con otro nombre que no fuera Mérida, por ser éste el de la cuna de Rodríguez Xuárez, en la Extremadura española. López acató dicha disposición; se trajo la gente de Rodríguez Xuáres y gente de la de Maldonado para el centro del monte, frente a la Sierra Nevada, y el sábado 6 de mayo de 1559, día de San Juan Evangelista, fundó una ciudad que llamó Ranchería de San Juan de las Nieves.

De vuelta Juan Maldonado de sus exploraciones por los pueblos indígenas del Sur del territorio merideño con algunos de sus soldados y ya establecidos los españoles en la fresca y primaveral San Juan de las Nieves, decidió nombrarle justicia y regimentó, y hecho esto, por ser un hombre inquieto y trastornado, resolvió dirigirse  con un grupo de sus azogados compañeros al territorio trujillano de los cuicas, fuera de su jurisdicción, mientras dejaba encargado de la  ranchería al Capitán  Pedro Bravo de Molina , uno de sus hombres de confianza. En tierras de los cuicas insistió Maldonado en fundar abusivamente una nueva ciudad hacia el 25 de julio de aquel año con el nombre de Santiago de los Caballeros, con protestación de mudarla cuando y a donde conviniese a intimidaciones con el Capitán Francisco Ruiz y sus compañeros, nombrados expedicionarios por el Gobernador de la Provincia de Venezuela, y vuelto a la meseta de San Juan de las Nieves, que los aborígenes denominaban Tatuy, para que en adelante alguno de sus émulos lo calumniase por haber despoblado  un pueblo, Maldonado trasladó su inexistente Santiago a la Ranchería , en vista de la próxima llegada de un inquisidor escribano llamado Miguel Molina, investido con el cargo de Receptor de la Real Audiencia en la causa contra Juan Rodríguez Xuárez.

En un repecho un poco alto, Maldonado uso la pícota, símbolo de la justicia real, e hizo autos de que allí se fijaba y trasladaba el pueblo de Santiago de los Caballeros de la provincia de los cuicas él había poblado. Eso se debió suceder a comienzos de octubre de 1559 porque  cuando el escribano Molina llegó a la Ranchería, el sábado 7 de dicho mes, ya se llamaba Santiago de los Caballeros, y según el Alcalde Ordinario y los Regidores había sido poblada con el nombre de su Majestad Felipe II por el Capitán Juan Maldonado y tenía Cabildo, Justicia y Regimiento en nombre del Rey, y había picota, puesta, en la que decían que habría de ser o era la plaza.

Partio Maldonado del territorio de las Sierras Nevadas, para nunca más volver, los pobladores de Santiago de los Caballeros se dividieron en dos bandos irreconciliables. Los partidarios de Rodríguez Xuárez, prisionero en Bogotá, y encabezados por  Pedro García de Gaviria constituyeron el partido de los gaviarías; y los secuaces del ausente Maldonado, representados por Hernando Cerrada, formaban el de los cerradas. Por siglos dirimieron sus diferencias con todos los medios lícitos y prohibidos y al final, los Gavirias al nombre de Santiago de los Caballeros le añadieron el de Mérida, que al fin prevaleció, como un póstumo homenaje al primitivo fundador.

Hubo pues, cuatro propósitos de fundación o si se quiere cuatro Méridas embrionarias, y de todas ella surgió la que hoy existe.

La expansión demográfica de la ciudad, más sensible en las últimas décadas del actual siglo XX, con extralimitación de la meseta hacia el Valle Grande, la Otrabanda, la Punta, San Juan y Lagunillas, conformará  una única zona metropolitana emeritense que conjugará los nombres de los tres fundadores: Juan Rodríguez Xuárez, Martín López y Juan Maldonado



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