sábado, 1 de noviembre de 2014

Mérida Cultura, Turismo y Naturaleza Carlos Chalbaud Zerpa.



CAP I, SEXTA PARTE
LAS BRUMAS DEL PASADO
Llega el Libertador


Como la Campaña Admirable ha sido llamada por algunos historia la expedición militar realizada desde Cúcuta por el general Simón Bolívar en el año de 1813, para des alojar a las tropas españolas de la región centro occidental de Venezuela y llegar a Caracas donde fue recibido triunfalmente.
Mientras Bolívar avanzaba en la mar cha a través de Los Andes venezolanos, e1 Oriente había sido liberado por un grupo de valientes jóvenes al mando del general Santiago Mariño a quienes seguían Antonio José de Sucre, Manuel Piar, los hermanos Bermúdez y otros fogosos oficiales.
Finalizada la Primera República con la capitulación del generalísimo Mi randa un año antes, cuyas promesas los españoles no cumplieron, des encadenaron una cruel persecución contra los patriotas.
Los osados defensores de la emancipación fueron obligados a abandonar el país o a ocultarse en los páramos y en las selvas en busca de garantía para sus vidas.
Bolívar había logrado, por mediación de un noble amigo, salir de Caracas y llegar a Curazao, de donde pasó a Cartagena en la Nueva Granada, hoy Colombia.
Los merideños que abrazaron la causa de la independencia, perdieron sus bienes, su bienestar y su libertad.
Algunas operaciones militares que realizó Bolívar en el río Magdalena le dieron renombre cuando aún no ha bía cumplido treinta años de edad; y emocionado por estos éxitos logró derrotar a las tropas realistas cerca de la frontera.
Agradecido por el apoyo suministrado por los granadinos, atravesó los confines con un grupo de jóvenes oficiales e intrépidos y entusiastas soldados. y marchó hacia tierras venezolanas. Entre sus compañeros se encontraban los venezolanos José Félix Ribas y Rafael Urdaneta y entre los colombianos Atanasio Girardot, Luciano D Eluyar y Antonio Ricaurte.
Aquella aventura militar de éxito in cierto demostraba indudablemente la voluntad inquebrantable de Bolívar y su fe ciega en el destino, - El tránsito por cada pueblo fue una aclamación y cada combate una victoria desde San Cristóbal a Caracas. F por La Grita, Bailadores, y Es tanques, siguió por el poblado de Lagunillas y llegó hasta Ejido.
En una clara mañana del mes de mayo, con un cielo despejado donde resplandecían tos picos nevados de la Sierra, montado en un blanco caballo y seguido ya por un verdadero ejército hizo su entrada a Mérida que tenía las casas en minas y los templos derrumbados por el espantoso terremoto que había sacudido a Venezuela el año anterior.
Por la calle empedrada subió a la Plaza Mayor.
No obstante que las personas más representativas de la ciudad se habían trasladado a sus haciendas, para aquel día algunas de ellas lo esperaban entre temerosas y suspicaces, frente a la Casa Consistorial de pa redes derrumbadas y aleros derriba dos. El edificio magnífico del Colegio Seminario, construido con tanto celo por el obispo Ramos de Lora, no había resistido las fuerzas enloquecidas de la naturaleza y se había venido con el sismo al suelo en el lapso de un minuto.
Bolívar, en cortas y elocuentes frases, expresó todo el júbilo que embargaba a su espíritu al verse rodeado por tan esclarecidos y virtuosos ciudadanos. El pueblo y el ejército lo aclamaron entonces como su Libertador.
Por dos semanas permaneció Bolívar en la Ciudad de la Sierra.
Los merideños abrieron sus arcas para ayudar al héroe. María Simona Corredor de Pico, una distinguida dama, le regaló una casa de su pro piedad y otra mujer del pueblo. María del Rosario Nava, quiso ser incorporada al ejército para poder llevar e arma de su hijo, mientras sanaba de un brazo enfermo.
Don Antonio Ignacio Rodríguez falcón, el señor más acaudalado de la dudad, le presentó y entregó a tres de sus hijos; uno de ellos llamado Francisco, acompañará a Bolívar hasta Perú; otro, denominado Jaime, sucumbirá heroicamente en el sitio de San Mateo combatiendo contra las tropas de Boves; y e! tercero, Gabriel, un niño de apenas catorce años, quedan lisiado pan toda la vida, cuando al tratar de tomar un cañón enemigo en el combate de Los Horcones, recibirá una descarga de metralla en una pierna.
La juventud merideña, se agregó al Ejército Libertador, a la cabeza de Campo Elías.
En los primeros días de junio. en  camino hacia Mucuchíes, el general Bolívar se detuvo en la finca de Moconoque, propiedad de Don Vicente Pino, quien le obsequió el famoso perro Nevado de la leyenda, hermoso animal corpulento y lanudo, de la raza especial de los páramos andinos, negro como un azabache y con las orejas, el lomo y la cola blancos como los copos de nieve. Era, según la tradición, una viva representación de la cresta nevada de sus altivos montes.
Los jóvenes románticos merideños,que no llegaban a los veinte años, se fueron junto con Nevado has el joven General a hacer la guerra Ni ellos, ni el fiel animal regresaron a su lugar nativo una vez lograda la Independencia. Murieron en los campos de batalla.

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