martes, 18 de noviembre de 2014

TIEMPOS Y ESPACIOS DEL TURISMO EN MÉRIDA. GERMAN BRICEÑO FERRIGNI.



TIEMPOS Y ESPACIOS DEL TURISMO EN MÉRIDA.
GERMAN BRICEÑO FERRIGNI.
CORMETUR-MERENAP
1995

LOS PIONEROS.
En 1958 se inició una etapa definitiva para el turismo en esta región. La puesta en servicio del sistema teleférico, fue un hecho determinante para el auge de la industria.
Pero solo el hombre anima la obra de la creación, de las que es continuador conforme al mandato bíblico. Por eso, en manos de personas con espíritu de servicio colectivo, estuvieron las palancas que dieron ímpetu a ese esfuerzo. Seria tarea imposible citarlos a todos pero no podría omitir la mención de Pedro Rincón Gutiérrez, Carlos Esteban Chalbaud, Román Eduardo Sandia.  Eccio Rojo Paredes, Vicente Contreras Pernia, Carlos Lacruz, León Alfonso Pino, Zoila Teresa Díaz, Edilberto Moreno, Virgilio Angulo Mata, Elio Scanu, Gustavo Trujillo y tantos otros que tomaron la antorcha e hicieron suya la utopía. De los hermanos Telleria que al emprender la obra del Hotel Belensate, iniciaron la modernización de nuestra red hotelera. De Rafael Ramírez Castellanos quien se empeñó en fundar, contra todos los pronósticos, el hotel La Pedregosa. De los que vinieron de otras partes y sumaron sus esfuerzos a la empresa común, como los hermanos Simó, Sergio Ranieri, Oduardo Vazzani, de los nuevos, Antonio Suarez, Sumito Estévez, Pedro Nedher, en fin, de la comunidad entera que no ha sido tarda ni remisa para caer en la cuenta de las enormes perspectivas que el turismo nos abre.

Hay dos monumentos en Mérida que parecen haber sido erigidos en honor del idealismo, entendido este como el propósito de llevar a cabo cosas grandes. Los concibió y coloco en el sitio que hoy ocupan, Carlos Esteban Chalbaud. Se trata de los levantados en honor a los guías y escaladores primigenios del Pico Bolívar y de la Virgen de las Nieves que en el glaciar del Timoncito, recuerda a cuantos allí llegan que María Inmaculada es nuestra patrona y protectora. El idealismo es necesario en estos tiempos de grosero materialismo. El turismo necesita de él, de su fuego, de su aliento, de su fuerza.


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